La maldición del Hombre Bobo

La maldición del Hombre Bobo

Iñaki R. Díaz (autor), Fran Collado (ilustrador). La maldición del hombre bobo. Madrid. Anaya. Colección El Duende Verde. 2014

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Nos adentramos en una historia muy peculiar, rica en valores, en aventuras y en humor. Nuestro protagonista es un pueblo entero, representado por el más pequeño de sus habitantes, Pimpín.

Con grandes letras e imágenes que nos recuerdan al formato cómic, conocemos Villalela. Un pueblo perdido tras un gran bosque que conoce la ignorancia en su más literal expresión. Y, como en todas las ocasiones que triunfa la ignorancia, aparecen las supersticiones, esas que impiden ver con claridad la realidad, esas que llevan a Villalela y a sus habitantes a incendiar la biblioteca, a cerrar la escuela y a temer al terrorífico Hombre Bobo.

Los días se suceden sin ton ni son, con accidentes continuos por la falta de cultura generalizada, con personas deambulando cual zombies de un lado a otro del pueblo. Nadie se atreve a adentrarse en el bosque, donde vive el Hombre Bobo, no vaya a ser que les contagie la bobería.

Sólo Pimpín, un valiente muchacho, harto de la pequeña y aburrida vida que lleva, decide cometer un acto heróico: enfrentarse al hombre bobo, conseguir uno de sus pelos y regresar victorioso para ser alabado.

En el camino aprenderá muchas cosas, se dará cuenta de la importancia de educarse en la escuela, de aprender, de leer, de escribir, de contar hasta, incluso, más de diez.

Esta cuento recoge valores fundamentales educativos y motivacionales, y lleva al lector a la carcajada continua gracias a su ingenio. Y, cuando hablo de lector, me refiero justo a esos niños como Pimpín que se aburren en el cole y que preferirían quedarse  en casa o en el parque jugando.

El autor ha conseguido conjugar a la perfección, el humor que despierta la risa en los niños, con frases divertidas y ocurrentes, con la importancia de valorar aquellas cosas que nos ayudan a aprender, dándole un toque didáctico muy importante.

Sin duda, se trata de un libro muy recomendable para esos pequeños que acaban de empezar a leer, para animarles a seguir haciéndolo, y, para todos aquellos que quieran disfrutar de los recuerdos de su niñez, de empatizar con todos esos sentimientos contrapuestos que te llevaban a lugares insospechados, como el citado bosque del Hombre Bobo. Porque, a pesar de todo, en cada uno de nosotros queda un resquicio de curiosidad por explorar el mundo, y por aprender.

Así lo sintió Pimpín y así consiguió aprender.