Grimms Märchen ohne Worte

Grimms Märchen ohne Worte

Frank Flöthmann: Grimms Märchen onhe Worte. Alemania: Dumont, 2013

grimm

Que el libro que reseñamos hoy tenga su título en alemán no debe despistarnos ni crear prejuicios en quienes no conozcan (no conozcamos) la lengua germana: cuentos Grimm sin palabras, en una traducción totalmente literal y personal. Se trata de un atractivo libro mudo, una original adaptación de algunos de los cuentos recogidos por los hermanos Grimm cargada de humor gracias a unos inesperados giros en las tramas conocidas por todos y a un formato nada usual.

El libro contiene 16 cuentos: «Caperucita Roja», «Hansel y Gretel», «El príncipe rana», «Los músicos de Bremen», «Rumpelstiltskin», «Blancanieves», «Pulgarcito», «Cenicienta», «Juan con suerte», «Madre Nieve», «El gato con botas», «El sastrecillo valiente», «La bella durmiente», «Rapunzel», «La mesa, el asno y el bastón maravilloso» y «El lobo y los siete cabritillos». Todos ellos son narrados a través de unas imágenes a modo de viñetas o pictogramas con unos dibujos muy esquemáticos en rojo, negro, verde y blanco. A pesar de esa sencillez y de esos elementos tan básicos, las historias no pierden un ápice de poder comunicativo. Los niños podrán seguir cada uno de los cuentos, a pesar de que algunos de ellos no son tan conocidos, o contarlos ellos mismos, ya que el lenguaje visual utilizado resulta muy familiar y algunas imágenes forman parte ya de nuestro imaginario colectivo, también del de los más pequeños.

Desde el punto de vista pedagógico, este libro puede ser un recurso con mucho potencial en el aula; un instrumento muy interesante para fomentar el desarrollo de las capacidades comunicativas, la creatividad o la comprensión lectora a través del juego, sin olvidar que puede ser una buena herramienta para los docentes a la hora de mejorar sus técnicas de narración.

Frank Flöthmann ha versionado los cuentos de los hermanos Grimm en este libro, yendo más allá de los relatos dulcificados habituales, aportando un grado de humor e ingenio de agradecer. Pero no me cabe duda que habrá tantas nuevas historias como lectores. Sólo hay que dejarse llevar por la imaginación.