¡EEEEEH!

¡EEEEEH!

Hernán Goñi Echevarría (texto) y Marcelo Pérez (ilustraciones): ¡Eeeeeh! Barcelona: Destino, 2012. Obra ganadora del XXXI Premio Destino Infantil-Apel· les Mestres

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¡Eeeeeh! ¿Qué habrá detrás de esta llamada de atención, del rostro de ese niño que asoma en la portada? Detrás de esa interjección, de ese grito y de ese gesto de asombro hay un viaje, una búsqueda incansable y grandes dosis de ternura; un relato fantástico, una historia que convierte en extraordinario algo tan cotidiano como un beso, el más maravilloso gesto de amor y cariño.

¿Adónde irán los besos perdidos? Esos que lanzamos al aire o que se pierden antes de encontrar la mejilla de la otra persona. Lucas ha ido a la estación de tren a despedir a su madre. Asomada a la ventanilla le lanza un beso pero una ráfaga de viento se lo lleva. ¿Adónde habrá ido a parar? Lucas y su padre emprenden un viaje en busca de ese beso perdido, persiguiéndolo allá donde el viento lo arrastra en un periplo lleno de obstáculos. Cuando parece que definitivamente lo han perdido descubrirán la recóndita cueva que guarda los millones de besos perdidos. Pero no todo acabará ahí. ¿Cómo encontrar entre los cientos y cientos de besos el beso de mamá? ¿Dónde guardarlo? ¿Y cómo devolver tantos besos a sus destinatarios?

Hernán Goñi y Marcelo Pérez crean una historia entrañable, cargada de dulzura y emotividad. Es una historia extraordinaria por cuanto la magia y la inocencia inundan sus páginas. El texto sencillo, ágil y muy expresivo conecta fácilmente con los más pequeños, verdaderos destinatarios de un relato que reúne muchas de las características de esos «locos bajitos» que son capaces de mirar y sentir de una forma muy especial. No obstante, será también muy bien valorada por los adultos por la calidad y sensibilidad con las que los autores envuelven tanto el texto como las imágenes. Al texto de Hernán Goñi se unen las ilustraciones de Marcelo Pérez. La aparente sencillez de las imágenes, sin estridencias ni fuertes contrastes, pero muy cercanas también a la cultura visual de los niños, y la suave paleta de colores revelan numerosos detalles y matices y rodean a la historia de mayor ternura si cabe.

Hay quien ve en ese beso perdido una metáfora sobre las ilusiones y en el viaje emprendido por Lucas, el viaje que cada uno de nosotros realizamos para hacerlas realidad. Yo prefiero por esta vez no leer entrelíneas, no buscar un doble mensaje destinado a los adultos y disfrutar con mis alumnos o mis hijos de un libro maravilloso, vivir la mirada de los niños y dejarme envolver de su inocencia y su mágica interpretación de la realidad.