La venganza de la minimomia

La venganza de la minimomia

Lin Oliver (autora), O’Kif (Ilustración), Carlos Álvarez de Eulate (Taller de lectura). La venganza de la minimomia. Serie Daniel Rock y su hermano diminuto. Madrid. Editorial Bruño. 2014.

Daniel Rock y la minimomia

Uno de esos libros que proliferan últimamente por las librerías dedicados a los preadolescentes con un toque de humor irónico que desde luego despierta la sonrisa en quien lo lea.

Esta nueva colección, donde nos hacemos eco de la historia de la minimomia, presenta la faceta más divertida y particular de un chico, que vive rodeado de una familia de chicas. Aunque resalta especialmente los estereotipos de cada género, resulta realmente divertido como comprobar que, aunque nos moleste, esto sucede así en muchos casos y el hecho de contarlo con gracia de la mano de un chico observador e incomprendido parece que facilita la lectura y la reflexión de porqué actuamos de una manera u otra en determinados momentos de nuestra vida.

Seguro que todos conocemos a un Daniel, un chico que no encuentra su lugar en la familia, pero que desde luego no es un amargado, si no que sabe sufrir con humor las cantinelas de sus hermanas, la comprensión y complicidad de su atrevida bisabuela, la vida hippie de su abuela y la excentricidad animal de su madre. Sí, lo que está claro es que tiene una familia de lo más peculiar, y aún así totalmente unida, como podemos ver al final del libro.

Además de reiteradas manifestación ególatras tipo «…si queréis saber mi opinión, y ya se que no me la habéis pedido, pero…» que se suceden a lo largo de toda la historia la idea de buscar un hermano un tanto peculiar me hace pensar que es la manera de reflejar esa ansiedad preadolescente ante los cambios de una manera, desde luego, muy eficaz y con un sentido cómico absoluto.

Cada uno de ellos son como el ying y el yang, él algo reservado, sufridor, comodón; su hermano Pablo,  divertido, valiente, extrovertido. Quizá su condición de pasar desapercibido para la casi total humanidad ha favorecido el hecho de que se atreva con todo.

Lejos ya del toque psicológico que parece imprimir toda la aventura aparece  tal cual una historia de colegio. La creación de un diorama para el concurso del cole donde entran en juego los amigos, la familia, los archienemigos populares y sabiondillos y un sin fín de peripecias que ponen en riesgo la meta final, ganar el concurso para poder disfrutar de una sesión de baloncesto con su mejor amigo Vu.

La trama que se desarrolla en la no tan difícil construcción del diorama acerca del antiguo Egipto facilita la rápida lectura, chisposa y amable que nos lleva a otras aventuras independientes con su recién estrenado hermano. Nos lleva a conocer un poquito más de cada personaje, a adentrarnos en su interior y a revelarnos como piensa cada uno de ellos.

Aunque cuenta con pocas ilustraciones, algo poco habitual en este tipo de novelas cómicas, todas ellas tienen un matiz muy ocurrente. Con simples trazos en blanco y negro y con detalles llamativos en color para resaltar el dato que importa en el momento de la historia en que nos encontramos, sin duda ha sabido plasmar perfectamente el carácter de cada uno de los personajes y de la situación en la que se encuentran.

El libro termina con un taller de lectura. En este caso se trata de un taller de comprensión lectora en condiciones, más cerca de lectores algo mayores. Utiliza muchos recursos aptos para comprobar el grado de implicación del lector en la historia, desde preguntas con opciones, hasta renglones donde debes escribir, ordenación temporal de secuencias, verdaderos y falsos, escritura creativa proponiendo la ideación de otro final, distinción de cada uno de los personajes, sopas de letras, actividades de relacionar y un  detalle divertido: durante la historia aparecen palabras creadas expreso para contarla y en este taller te propone darles tú una definición, un nuevo ejemplo de creación literaria muy eficaz. Termina preguntando la opinión del lector, lo que puede ser utilizado para reseñar en la escuela y apreciar el interés o desinterés por este tipo de aventuras.

Recomiendo la lectura, especialmente para la edad aproximada de 10 años donde su mundo se vuelve tal y como lo describe la historia y favorecer así la identificación de los personajes, lo que les llevará a contemplar desde otra realidad la suya propia.