¡Mamá, quiero dormir en tu cama!

Harriet Ziefert (autora), Elliot Kreloff (ilustrador): ¡Mamá, quiero dormir en tu cama! Barcelona: Editorial Juventud, 2014. Traducción de Teresa Farran.

mamá, quiero dormir

¿Quién no ha querido alguna vez dormir en la cama con sus padres? A menudo los hijos tienen dificultades para dormir solos. Es una autonomía que cuesta trabajo alcanzar y para el que hay miles de consejos y métodos para gustos muy dispares. Desde luego no hay un método infalible para todos, como suele ocurrir cuando a niños y educación nos referimos, y a menudo enseñar a los hijos a dormir solos se convierte en una pesadilla. Cada familia ha de descubrir cuál es su estilo, dependiendo de su forma de educar y de la personalidad de su hijo. En este libro veremos la situación desde el punto de vista de toda la familia pero, sobre todo, desde la perspectiva de Pablo.

Ya es de noche y toda la familia se va a dormir, cada uno en su cuarto. Por fin duermen todos. Bueno, todos no… Pablo no puede dormirse y, al ratito de irse a la cama, se planta en el cuarto de sus padres gritando: «¡Quiero dormir en vuestra cama!» Empieza una odisea nocturna que a muchos padres les resultará familiar. El padre lo acompaña a la cama, el niño se levanta otra vez. Ahora lo acompaña mamá, el niño sigue sin tenerlo claro… ¿Podrá finalmente Pablo dormir sólo en su cuarto?

Las ilustraciones imitan la forma típica de dibujar de los niños: con trazos gruesos, dibujos planos y coloreados por fuera de los límites. Sus colores son también planos, sobre páginas satinadas. Este conjunto produce  un efecto cálido y dulce que acompaña al punto de vista del niño en este conflicto familiar.

Mamá quiero dormir en tu cama puede resultar un apoyo para los niños que están atravesando este cambio tan grande en su vida. Es un bálsamo con el que se identificarán. Por supuesto, empatizarán enseguida con Pablo, nuestro protagonista, y reconocerán muchas actitudes y sucesos. Muy sencillo y dulce, a la vez que firme, el libro ayuda al niño a comprender que no es un bicho raro, que es normal sentirse así y que es capaz de conseguirlo con la ayuda de toda la familia.