Memorias de una gallina

Memorias de una gallina

Concha López Narváez (autora) y Juan Ramón Alonso (ilustrador): Memorias de una gallina. Madrid: Anaya, 1989. Colección: El duende verde.

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Tal vez muchos conozcáis este relato de Concha López Narváez. Desde su publicación en 1989 se ha reeditado con éxito, teniendo un lugar destacado en las aulas, especialmente del segundo ciclo de Primaria. Desde luego es un buen pretexto para reflexionar sobre nuestras propias conductas con nuestros alumnos o hijos. Dependiendo de cómo enfoquemos su lectura, ésta podrá ser inolvidable. La autora ya se ha encargado de añadir los ingredientes necesarios para que lo sea teniendo muy en cuenta al lector al que va dirigido: una historia protagonizada por animales, un escenario natural, toques de humor, la necesaria y justa rebeldía, dulzura, emoción y un personaje entrañable con el que el público conectará fácilmente gracias a su auténtica y arrolladora personalidad. Y por supuesto todo fusionado con la maestría narrativa de esta autora de larga trayectoria.

La historia es una conseguida metáfora sobre la vida misma, sobre la sociedad que creamos, nuestro papel en ella, la forma de relacionarnos con nuestro entorno y con las demás personas o las normas que asumimos. Es un libro de lectura sencilla, con personajes también sencillos y cercanos, lo cual no resta riqueza a un relato que, como ya hemos apuntado, invita  a la reflexión. Memorias de una gallina nos habla de lo absurdo de algunas normas y de cómo las acatamos sin cuestionamiento alguno; nos habla de la importancia de ser uno mismo, de tener criterio propio, del valor de la diferencia, de justicia, solidaridad, de libertad personal o de revelarse sin violencia. Una historia cargada de profundidad a pesar de su aparente sencillez.

La protagonista del relato es Carolina, una gallina inconformista, independiente, rebelde, que no comprende lo absurdo de las normas que rigen el gallinero. Y es que desde que nace le hacen ver que tiene que someterse a las normas de buena gallina si no quiere terminar en la cazuela. Sin embargo, a ella esas normas le parecen injustas e insolidarias y hará todo lo posible para vivir diferente, reivindicar sus derechos y hacer del gallinero un lugar más respetuoso donde tengan cabida y se vivan los auténticos valores de la vida.

Narrada en primera persona, la historia se divide en doce breves capítulos. A través de ellos conocemos el decidido carácter de la protagonista y los diferentes acontecimientos que se suceden en el gallinero. Juan Ramón Alonso es el encargado de ilustrar sus páginas también de una manera sencilla, sin quitarle protagonismo al texto, pero sí interpretando y dando forma visual a algunos pasajes significativos del relato. Su toque da dulzura unas veces, humor otras, siempre de una manera delicada y con una paleta muy suave.

En definitiva, un libro muy recomendable protagonizado por una personaje que no olvidaremos fácilmente; la fama de la gallina tonta tirada por tierra. ¿Cuántas Carolinas harán falta para cambiar lo que nos rodea?