La niña que vivía en el castillo dentro del museo

La niña que vivía en el castillo dentro del museo

Kate Bernheimer (texto) y Nicoletta Ceccoli (ilustración): La niña que vivía en castillo dentro del museo. Barcelona: Picarona (ed. Obelisco), 2014. Traducción: Oriana Bonet Gras

 

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Todos los niños que visitan el museo de juguetes se arremolinan alrededor de la bola de cristal que contiene el castillo. Han oído que dentro vive una niña y que si miran con mucha atención pueden verla.

Como si de una delicada muñeca rusa se tratara, descubrimos a una dulce niña a quien un profundo sentimiento de soledad arrastra cuando se marchan los niños. No importa la música, la armonía, la belleza de todo cuanto tiene a su alrededor. Sólo los sueños pueden devolverle la felicidad porque en ellos siempre hay niños deseosos de ir a verla.

Kate Bernheimer es una apasionada de los cuentos de hadas y, utilizando elementos que claramente los evocan – el más significativo, el «érase una vez», crea un relato que pone de manifiesto la importancia que tienen los demás en la conformación del sentido de nuestras propias vidas.  Esto puede ser todo un descubrimiento, especialmente cuando se es niño. Del mismo modo se revela la historia de este álbum, como un descubrimiento al que hay que llegar traspasando los diferentes relatos y espacios que contiene y en los que el propio lector se ve involucrado de forma muy explícita; una sencilla complejidad que contrasta con la brevedad del texto, el cual, a su vez, es profundamente evocador. Todo el relato pareciera un sueño.

Desde luego la atmósfera de dulzura y encantamiento se logra en gran medida gracias al trabajo de Nicoletta Ceccoli, una ilustradora premiada internacionalmente cuyas inconfundibles imágenes con tintes oníricos nos regalan unas páginas de gran belleza con las que los más pequeños (y los no tanto también) pueden recrearse en la fantasía, la magia, la evocación y el sentido estético. La autora conquista con unos trazos y colores suaves y difuminados, espacios atemporales, personajes de ensoñación, hermosos rostros y miradas llenas de inocencia y melancolía.

Picarona es quien nos descubre este álbum, muy atractivo para aquellos niños, especialmente para las niñas, que aún disfruten de lo mítico y lo maravilloso, pero que a su vez empiezan a ser más partícipes de la realidad social.