Botoncito

Botoncito

Yoko Ogawa (Autora), Chiaki Okada (Ilustradora). Botoncito. Barcelona: Editorial Juventud, 2017, 32 pp.

Hay libros que dejan huella. Obras que calan en nuestro interior, nos marcan o crean un recuerdo imborrable. Algunas dibujan, perfilan con palabras aquello que sentimos con tanta nitidez pero somos incapaces de atrapar con palabras. Otras nos alumbran, abren ante nosotros nuevas vías, nuevos caminos por los que llevar nuestra emoción, imaginación o pensamiento. Nuevos horizontes surgen de entre las páginas, lugares insospechados a los que solamente se puede acceder acompañado por los creadores de dichas obras. Otras aplacan nuestro ser acariciándolo con no se sabe qué mágico. Botoncito, a pesar de ser una pequeña obra pertenece a este tipo de libros que dejan huella.

La obra. Invita a ser degustada plácidamente. Pausadamente. Detenerse en las ilustraciones, recorrer con la vista el lienzo de acuerdo al ritmo tranquilo y sosegado del carboncillo y la narración. Dejarse atrapar por el confort hogareño que ofrecen los tonos pastel.

Una vez terminada, cuando uno cierra la contraportada de esta perla poética, el gozo de la lectura y el disfrute de las ilustraciones se va transformando, deviene en una nueva sensación. Algo ha arraigado. Un run run continuo nos acompaña desde que cerramos el libro hasta hoy. Sin ser una trama dirigida a los instintos primarios, ¿qué fibra ha tocado? ¿Dónde y cómo nos ha impactado?

Es esta una obra inteligente. Con una sencilla trama dirige su mensaje hacia el intelecto y la emoción. Así, Botoncito y Ojalito conviven en la camisa de Ana. La camisa especial. Son amigos inseparables, hechos el uno para el otro. Pero, un día el hilo que los unía se soltó y Botoncito cayó. A pesar de la tragedia, ¡y he aquí la grandeza de la libertad y de la persona!, él no se vino abajo, escogió disfrutar de la nueva situación y aprovechando su cuerpo comenzó a rodar.

En su recorrido conocerá nuevos personajes, antaño con papeles protagonistas en la historia del crecimiento de Ana y hoy desolados ante su nueva situación. Papeles mínimos, incluso el olvido. Pero todo mejorará gracias a la actitud y sabiduría de Botoncito, que les hace entender que si Ana es hoy quien es, es gracias a ellos, pues son los hechos, sucesos y situaciones, como aquellos que ellos vivieron con la niña, los que dirigen y redirigen nuestra andadura.

La obra invita a poner en valor el pasado y aventurarse, con entusiasmo, hacia aquello que está por venir. Habla del reconocimiento; del coraje para afrontar la vida; de la aceptación de los distintos roles que nos toca asumir en cada momento; del cambio y el crecimiento; de disfrutar cada situación, del presente; de la búsqueda de la belleza; del amor y la dedicación hacia uno mismo y hacia los demás. Pero a pesar de ser brillante, no es la lucidez, o no solo, lo que marca nuestro ser.

Ogawa y Okada, conforman un binomio fantástico y fabuloso. Crean una simbiosis donde uno más uno parecen ser más de dos. Su trabajo conjunto ofrece esta obra llena de ternura. Ternura que como si de una daga se tratara, blanden con pericia, abren una vía en nuestro pecho, una apertura limpia, hasta nuestro interior, hasta nuestro corazón. ¡Y he aquí la marca!, pues con todo descaro, y con la ternura como arma, nos han robado el corazón.