El ratón de campo y el ratón de ciudad

El ratón de campo y el ratón de ciudad

Helen Ward. El ratón de campo y el ratón de ciudad. Barcelona: Editorial Juventud, 2017, 48 pp.

Un regalo. Helen Ward adapta de manera magistral la famosa fábula de Esopo. Juventud la engalana. Con sus más finas telas, la viste para regalo.

Esopo (620–560 a.C.), cinceló su nombre en la historia que le atribuye la autoría de las más célebres fábulas. Breves relatos que, desde la Antigua Grecia, han surcado siglos, conquistado espacios hasta llegar a nuestros días. Sencillas tramas protagonizadas por animales, alegorías, con finalidad moralizante resaltada a través de la moraleja.

El influjo de la moraleja, pequeña coletilla tras la narración, como si de un timón se tratará, ha acercado las fábulas hasta nuestra orilla. Tal ha sido su poder de atracción y seducción. Parecen haber inoculado la inmortalidad en las narraciones pero, a cambio, se ha modificado el carácter abierto del cuento, que en el caso de las fábulas es concreto y cerrado.

H. Ward adapta la obra de Esopo. El texto prescinde de la moraleja, transforma la fábula en cuento que vuelve a mostrar su carácter abierto. La narración no está ya dirigida únicamente a mostrar un tipo de actuación acorde a la moral. No. La trama narra. Y en el devenir de los hechos, diversos aprendizajes tienen cabida. El placer de la vida sencilla; el fulgor y la atracción de los lujos; el poder de la palabra; la atracción de las promesas; el deseo de explorar; el de conocer; el gozo de una vida en armonía con el medio, con la natura. Y también, cómo no, aquel que configuró la moraleja: los lujos y ventajas suelen ir acompañados de zozobras y congojas y se puede vivir más austeramente con mayor serenidad.

Las ilustraciones, figurativas, cabalgan entre lo real y lo onírico. Así, la belleza y la suavidad de las imágenes transmiten la sensación de estar dentro de un sueño, mientras lo representado expone la realidad. Se distinguen y resaltan detalles del medio, natural y urbano. Y como en la vida misma, a veces, no resulta sencillo encontrar a los protagonistas. No se ven a primera vista, pero el placer de degustar las imágenes, recorrer tan bellas ilustraciones nos lleva, inevitablemente, a localizar a los ratones.

Editorial Juventud engalana la obra con finas telas. El papel metalizado de la cubierta, viste el libro de oro. Libro que adquiere el aspecto de una caja de bombones o de un cofre maravilloso, celoso guardian de este tesoro. Del mismo modo, la banda que recorre la cubierta, y alguna ilustración, mostrando el texto, da un aire distinguido a la obra. Un álbum que rezuma tal belleza que, seguro, cautivará el corazón.