La casa de la Mosca Fosca

Eva Mejuto (traductora) y Sergio Mora (ilustrador) La casa de la mosca fosca. Pontevedra: Kalandraka. Colección libros para soñar, 2014.

la casa de la mosca fosca

La casa de la mosca fosca es un cuento popular ruso recuperado por Alexander Afanásiev. En este cuento su protagonista, la mosca fosca, decide asentarse y construir una casa. Para celebrarlo hace una tarta de moras y empieza a recibir visitas de otros animales que, guiados por el aroma de la rica tarta, se deciden a entrar. Desfilarán entonces varios nuevos amigos de la mosca hasta que llega el oso, cansado de buscar moras por el bosque sin éxito alguno. ¿Le tocará un poco de pastel?

La editorial Kalandraka ya hizo ver la luz a La casa de la mosca fosca allá por el año 2002. Ahora apuesta de nuevo por este álbum en el que la traducción corre cargo de Eva Mejuto y resulta tan cómoda que apenas necesitarás modificaciones para contarlo. Un acierto esta reedición bajo mi punto de vista, puesto que tanto el texto como las ilustraciones merecen un hueco en nuestras estanterías.

Eva Mejuto nos pone en contacto con un texto popular, con las características propias de los cuentos de tradición oral tales como la repetición y la rima, que contribuyen a la asimilación del texto. Además, para mayor diversión, se trata de un cuento acumulativo. La voz del narrador se presenta en prosa y los diálogos en verso.

Además, juega también con las enumeraciones, tanto ordinales como cardinales y puede ser útil para trabajar con estos términos matemáticos:

Claro que sí. Es el primero en llegar. Y muy contentos los dos decidieron merendar. (Y así sucesivamente: segundo-tres, tercero-cuatro…).

Por su parte, Sergio Mora es el encargado de dar vida a estos personajes y lo hace de forma juguetona, sirviéndose de colores intensos, brillantes y creando un entorno completamente surrealista. Acompaña así al fantástico texto y le proporciona un toque extra de humor.

Predominan los colores básicos, planos y crea detalles simpáticos en cada ilustración. Por ejemplo, en la primera página, sobre el cabecero de la cama de la mosca se erige, bien enmarcado, un cuadro de un majestuoso depósito anal que me atrevería a calificar de bosta (¡lógico si la moradora es una mosca!); en la mesa de la merienda (pág 3) las cosas se sujetan de lado e incluso la casa de la mosca fosca aparece en alguna ilustración también de lado (pág 22) o boca abajo (pág 18), desafiando las leyes de la gravedad. Paredes torcidas o mesas angulosas (págs 7 y 8) y otros detalles completan este tipo de dibujo tan especial.

Utiliza también líneas de movimiento y algunas onomatopeyas junto a algún símbolo que recuerda al lenguaje de los cómics. Un sinfín de recursos trabajados con rigor para ofrecer unas ilustraciones que se encuentran muy en consonancia con el cuento pero que, además, enriquecen su lectura.

A través de las imágenes podemos seguir también nuevas lecturas. Podemos seguir, por ejemplo, al murciélago piélago (que vive en el archipiélago) y veremos cómo su cara blanca se pone totalmente roja en la página 15, acompañado de la onomatopeya «hic» mientras bebe (ya lo hacía en la anterior escena). Si pasamos a la página 19 veremos al murciélago dormido con un bocadillo sobre su cabeza que dice: «Z»; su cara recupera en parte el tono blanco y sujeta con su brazo la botella de la que bebió.

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Recapitulando: la historia de la mosca fosca es divertida. Es una historia de animales, con recursos como la acumulación y la repetición que hacen las delicias de los lectores  ya que supone un continuo juego con la palabra y con la imagen.

Todas estas características hacen que la historia sea muy buena para jugar en el aula y recrearla de mil maneras diferentes. El hecho de que desfilen diferentes animales permite crear diferentes voces y gestos que encandilarán a los niños si les cuentas; también se adapta con mucha facilidad al uso de títeres, a la representación que puede hacerse con los niños o para ellos, etc.

En la red podemos encontrar muchos ejemplos de aulas que han hecho grandes cosas a partir de este cuento. También podemos encontrar a nivel profesional grandes creaciones, como ésta de títeres de la compañía Teatro de la luna. Espectacular.

Prueba superada en el aula con niños de tres años. La segunda vez ya repetían las rimas muy divertidos. ¿Qué más se puede pedir? Ya sé, un trocito de la tarta de moras tan deliciosa que prepara la mosca fosca. ¿Quieres?