Ciudad Laberinto

Pedro Mañas (autor), Silvina Socolovsky (ilustradora): Ciudad laberinto. Pontevedra: Faktoría K de Libros, 2010. Premio de poesía para niños “Ciudad de Orihuela”, 2009. 60 pp.

ciudadlaberintoPedro Mañas es un buen poeta infantil. Uno de esos que, sin buscarlo, cumple los requisitos que García Montero especificaba en su Lecciones de poesía para niños inquietos: no abusa de los animales, evita los diminutivos, pasa de cursilerías, mira con curiosidad el mundo para establecer analogías y comparaciones, es consciente de la poeticidad del lenguaje cotidiano… Y por eso gusta. Se aprecian en él control sobre las formas métricas y afortunada imaginación. Ya lo había demostrado en Poemas para leer antes de leer (Hiperión, 2009), y lo reiteró ganando el meritorio premio Ciudad de Orihuela.

Ciudad laberinto coloca la ciudad (cualquier ciudad) bajo el microscopio. En muchos poemas la describe: «Mi calle se enrosca / como una serpiente: / se llena de niebla / y se traga a la gente» («Mi ciudad salvaje»). En otros narra escenas que podrían pasar en ella: «De los guardias ha escapado cual culebra / el jefe de una banda de ladrones, / y en una alcantarilla lo celebra / abriendo una botella de ginebra / y dando de beber a los ratones» («¡Ladrones!»). Y en otros (y esto es lo más interesante en un poemario infantil) reflexiona. Reflexiona sobre la incomunicación de la sociedad de las comunicaciones («El hombre sin nombre»), sobre la soledad de las ciudades habitadas por más de un millón de ¿cadáveres? («Los hombres hormiga»), o sobre el exceso de materialismo («Se vende todo»). En este punto el libro es excelente.

Así que describe, narra, reflexiona… y juega. A lo largo del poemario nos propone, por ejemplo, poemas de nunca acabar: «Alguien ha pintado / con lápiz morado / un mensaje extrano / sobre mi tejado. / Y el mensaje empieza: / «Alguien ha pintado…»» («Mensaje misterioso»); o lo que él llama «ciudacertijos», que son adivinanzas sobre elementos urbanos; o un altísimo poema que se lee de abajo arriba («Poema rascacielos»). El libro ofrece un menú variado de estos juegos.

Bienvenidos, pues, a esta ciudad viva, animada (¡cuidado con las alcantarillas y buzones, que te pueden morder si pasas distraído a su lado!),

un sitio distinto:

ciudad hormiguero,

ciudad telaraña,

ciudad basurero,

¡ciudad laberinto!