Glup

Glup

Daniel Piqueras Fisk: Glup. Madrid: Narval, 2016. 120 pp.

 

Candela nació en el mar. Candela se divierte en el mar. Candela quiere encontrar en el mar algo que perdió cuando era pequeña. Candela bucea, cada vez más hondo, sorteando alegrías y peligros. Candela regaña a su perro. Candela lo abraza. Candela viaja, va y vuelve. Candela crece. Candela nos invita a subir a su lancha.

En esta historia Daniel Piqueras Fisk nos relata el crecimiento de una niña hasta que se hace mujer, en cuatro episodios en formato cómic sin diálogos. La editorial lo denomina Bildungsroman. El apelativo tal vez sea un poco pretencioso, pero algo de eso puede haber, puesto que es un relato de crecimiento, de construcción de una persona. Candela viaja desde su ciudad (¿recuerda a Toronto?), atravesando desiertos (¿el del Colorado?) y bosques de secuoyas (¿las de California?) hasta llegar a una playa del trópico. Primero es una niña pequeña, en el siguiente episodio es una adolescente, y finalmente es ya una mujer joven. En los episodios se repiten sucesos y escenas similares, pero siempre desde una perspectiva distinta en la ilustración del dibujante. El trazo de Piqueras Fisk es desgarbado, coloquial, con más tinta que color, pues éste se quiere usar normalmente de una forma simbólica, marcando el azul del mar frente al empalidecido exterior. Lo que le interesa al dibujante es el mar, aunque no es tanto el mar como el interior submarino, con su impresionante fauna.

A menudo se recrea en escenas divertidas que constituyen detalles o digresiones de la historia principal: las paradas para hacer pis en los viajes largos, el perro que no quiere meterse en el agua, los pulpos anudados al abrazarse… El trabajo de gestación de este cómic ha sido lento, con muchos años para la fermentación, pues algunas de las viñetas formaban parte de tiras cómicas del autor ya desde el año 2011. Eso le ha proporcionado seguramente un dominio y una maleabilidad en las posibilidades expresivas de sus personajes que se agradece. Pienso en el placer que debe de haber experimentado al poder darle una biografía a ese rostro de ojos grandotes que tantísimas veces habrá dibujado.

Aunque el principio está un poco manido, sigan leyendo. El diseño de las páginas y el equilibrio de las viñetas es impecable. Y el libro sorprende con pasajes muy inteligentes desde el punto de vista simbólico.  Me quedo con el susto de la niña en la escena del cangrejo (ya la leerán), representándose el clímax con un cordón umbilical que habíamos visto muchas páginas atrás, y luego con un apretado abrazo a su madre. También la metáfora final, con ambiguas luces brillando en el fondo marino, es magnífica, y cierra la trama con un toque mágico que me gustó.

Es un libro que al final logra hacernos sentir a los lectores una sensación de felicidad recuperada. Tal vez gracias a haber acompañado a Candela en sus intentos por recuperar su infancia perdida (o algo perdido en su infancia… pero tal vez es lo mismo), encontrándola una y otra vez en el mar, hasta que definitivamente puede pasar el testigo. Constituye al mismo tiempo una muy buena introducción en el lenguaje del cómic. Ideal para iniciar a los adolescentes (a ellas les encantará) en la alfabetización visual, con una historia divertida, profunda y bien construida.