El fantasma de la casa de al lado

El fantasma de la casa de al lado

Iñaki R.Díaz (autor), Patricia Metola (ilustración). El fantasma de la casa de al lado. Editorial SM. Colección El barco de vapor. 2016

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En muchas ocasiones sufrimos eso que llamamos «amor a primera vista«. Nos sucede cuando descubrimos una historia con una portada atractiva y un título impactante. Enseguida corremos a leer la sinopsis para reafirmarnos en nuestro gran descubrimiento y comprobar que sí, que este es uno de esos libros que merecen la pena.

Esto es lo que ocurre cuando miras por primera vez El fantasma de la casa de al lado. El título por sí solo te invita a la lectura, expectante, de qué sucede en la casa de al lado. Los seres humanos son curiosos por naturaleza y este tipo de invitaciones subliminales son irresistibles.

Si a esto añadimos que el protagonista aparece en la portada logrando una identificación inmediata con el lector en ese contexto misterioso y fantástico, la inmersión es directa.

Pocos libros consiguen este compromiso hacia la lectura a golpe de vista. La primera percepción sienta las bases para actuar y con títulos así está clara la dirección que tomará: animar a leer es lo mínimo de lo que parte esta historia.

El diálogo con el lector es instantáneo. El protagonista nos cuenta su historia como si estuviéramos entre amigos, una noche de esas que se cuentan historias misteriosas y de miedo a la luz de las velas. El diálogo evoluciona a medida que la lectura se desarrolla pasando a contextualizar el argumento. El autor utiliza un amigo para dar fiabilidad y consistencia a los hechos, para apoyar la trama

¿Realmente hay un fantasma?

Aquí comienza la acción trepidante de su pequeño protagonista que en un arranque de valor va en busca de la verdad. Quizá porque ha sido retado y su honor no puede quedar en entredicho, quizá porque siente curiosidad o quizá simplemente porque necesita seguir con su vida. Lo que queda patente es que todos ellos son factores fundamentales que implican el reconocimiento social, las ganas de aprender y resolver problemas y se combinan de manera magistral en la lectura.

La historia utiliza un vocabulario rico a pesar de su corta extensión, utilizando elementos descriptivos que contextualizan y te sumergen en el entorno emocional del lector, en contacto directo con la imaginación, abriendo la puerta a la creatividad, a la creación de nuevos mundos paralelos, de establecimiento de hipótesis, de experimentación ante la oportunidad de soñar.

El clímax supone un punto y aparte en esta historia. La realidad se presenta con un shock. Elementos como el paro, la crisis económica, la inmigración por motivos laborales aparecen de soslayo y dan pie a nuevas interpretaciones, actuales y reales del momento social que despiertan la consciencia, la abstracción y el pensamiento. Desemboca en encuentros emocionales y solidarios y fomenta el positivismo, la superación y la convivencia.

Las ilustraciones parejas al texto y perfectas. Especialmente intensas y comprometidas en los momentos iniciales de misterio y valentía, de emociones fuertes, y más calmadas y reflexivas a continuación cuando la realidad se impone.

La manera en que está hilado todo es espectacular. Tan pronto es una historia de miedo como  una con un  trasfondo social admirable. Pero no todo queda ahí.

Promete continuación…… esta vez con una de vampiros.