Me gustan los globos

Pablo Caracol (autor e ilustrador): Me gustan los globos. Madrid: Narval, 2016. 44 págs.

Me gustan los globos

Uno sueña a veces con poder encontrar una explicación racional para las cosas, buenas o malas, que suceden a su alrededor. Pero en la mayoría de las ocasiones las explicaciones racionales no explican nada y le dejan a uno como estaba. En cambio, a veces es una metáfora, o un símbolo, o una analogía, las que son capaces de transmitir los mensajes más claros, y tocarle a uno las cuerdas del alma, como diría el poeta, y hacerle estallar en emoción.

Sobre el tema del que trata el libro Me gustan los globos se ha escrito mucho. Pero no habíamos encontrado una visión más clara, más «vivida», más sincera, que esta que hoy presentamos. Si han tenido cerca a un anciano en sus últimos años, comprenderán lo que les decimos. Que nuestros viejos son como niños para muchas cosas, porque no se valen solos, porque no entienden las cosas más elementales que suceden a su alrededor, porque andan con la mirada perdida, porque tienen sus rabietas, porque necesitan que les demos un cariño incondicional.

Pongamos una niña, o sea una anciana, que anda perdida en cuanto da dos pasos: no reconoce las caras, el mundo es ancho y ajeno para ella… solo su abuelo es capaz de consolar su miedo; ese viejo que «debe de quererla mucho para cuidarla tanto». Es Lola, le gustan los globos y no está segura de la edad que tiene.

Es tierna y agridulce la historia que nos cuenta Pablo Caracol. Trata con conocimiento el tema de la vejez y la degeneración neuronal, planteándolo de un modo que los niños y hasta los adultos podremos entender. El texto es poético y escueto, con palabras medidas y diálogos impactantes.

La imaginación de Pablo Caracol para las ilustraciones es otra de las virtudes de este libro. En la línea abierta por artistas como Chema Madoz, que ven en los objetos cotidianos seres fantásticos, combina fotografías con dibujos para formar escenarios hechos con objetos de una infancia antigua: globos de peonzas y dedales, ciudades de plumieres y linternas de petaca, monstruos con boca de cremalleras… Así, todo en este álbum ilustrado encaja; imagen y texto aúnan fuerzas para dar atmósfera y sentido a la historia, para lograr que el impacto emocional sea perfecto. A los niños les dejará pensativos. A los adultos les hará gotear una lágrima, escurrida desde lo más hondo.