Homo

Daniel Piqueras Fisk: Homo: cuando el fuego lo cambió todo. Madrid: Narval, 2017. 64 pp.

¿Quieres pasar un rato en la prehistoria? ¿Un buen rato? Lee Homo. Homo es un cómic sin palabras que narra de un modo tierno, divertidísimo y ágil 4 momentos de aquel homínido (seguramente habilis) que logró hacerse con el control del fuego. Con una narración sutil, en la que a veces los detalles son esenciales para interpretar correctamente lo que se cuenta, acompañamos a un niño de una tribu que habita el espacio entre la intemperie y las cavernas. No es un niño cualquiera, ni es un niño estándar. Bravo al autor por darle personalidad con unos pocos elementos caracterizadores.

El libro se abre con una secuencia inicial que desarrolla una inesperada y divertida explicación de la cadena alimenticia. Después vienen otras 3 secuencias: el descubrimiento del fuego, el descubrimiento de la pintura (debe de ser emocionante para un ilustrador poder hablar de esto), el descubrimiento de la técnica del color (pintura en negativo… ¡con un aerógrafo bastante especial!). Y finalmente un colofón que le da cierta trascendencia filosófica al cómic, sobre la comunicación en el tiempo entre generaciones de humanos.

La cuestión de fondo que se ha propuesto el autor es vincular el arte, la pintura y el dibujo en particular, al descubrimiento del fuego. Y como el medio es el mensaje, «macluhanianamente» y coherentemente nos lo cuenta con imágenes. El estilo de Piqueras Fisk ya lo conocíamos, y es aquí similar: su trazo pretendidamente desaliñado, con preferencia por el blanco y negro (solo línea y fondo tantas veces), con toques de color muy bien medidos y ahorrados, para que el efecto cuando aparecen sea más potente (gama de grises, amarillo y rojo, no más). El autor gusta de darnos sorpresas, siempre divertidas, a cada vuelta de secuencia. Como viñetista que es, hay mucho humor y algo de gamberreo en sus páginas, y eso es algo que los lectores asiduos de literatura infantil agradecemos.

Tenemos una buena oportunidad entre estas páginas de vivir una aventura que, aunque breve, nos hace reír, pensar en el pasado y (más importante) pensar en el presente. Una aventura en la prehistoria, cuando el fuego y el arte nacieron… de la mano.