Abecedario escondido

Abecedario escondido

Imapla. Abecedario escondido. Barcelona: Editorial Juventud, 2017, 60 pp.

El pragmatismo, que obliga a la edad adulta, prima la funcionalidad frente a otras cualidades  como la certeza o el detalle. Una visión por momentos grosera, hace imperceptibles ciertas obviedades, merma la capacidad de distinguir e iguala diferentes, como los libros y la literatura. ¡Y no!, no son lo mismo. No es lo mismo el amor por los libros y el amor a la literatura. Aunque el primero tienda puentes extraordinarios hacia los grandes autores y dibuje senderos dorados hacia textos maravillosos.

El amor por los libros surge a través de esos ejemplares que nos cautivan, bellos libros que despiertan nuestro gozo. No solo por la literatura que pueden esconder sino, como en esta ocasión, por la originalidad, el juego que proponen o el placer visual que nos brindan. El Abecedario escondido, no deja de ser un abecedario, sí, un libro de información para los pequeños. 27 elementos, 27 letras. Pero el modo de presentar cada una, lo hace especial. Atractivo e interesante. Las letras se esconden en el entorno, esperando a ser descubiertas.

Cada letra es presentada en una gran ilustración a doble página. Imágenes que invitan a narrar, a inventar historias: una A que vuela hasta luna con los felices astronautas; una liebre obligada a extender su orejones para resguardarse de las amenazadoras gotas que deja caer la negra nuBe; la luna que sobe la I pone el punto ¿será continuo o final?

Esta obra de la literatura infantil propone, y permitirá recuperar a los adultos, un mirar alegre y novedoso, donde todo es nuevo, diferente. Donde todo invita al juego, a descubrir lo que esconde el entorno. Un libro que promueve descontextualizar lo aprendido. Aplicar en otros ámbitos lo que se da por sabido, identificar lo descubierto en un nuevo contexto. Acciones imprescindibles para consolidar el conocimiento.

Sin más, para terminar, extiendo a los demás la invitación que ayer recibí de una niña de 5 años con este libro en la mano: ¿jugamos con el cuento de las letras?