A la Vista

A la Vista

Daniel Montero Galán. A la vista. Almería: Libre Albedrío editorial, 2017, 52 pp.

A la vista. Salta a la vista lo que es  importante, lo que resalta, aquello que destaca. ¡Y claro! en este contexto, la imagen es cada vez más saltarina. De un tiempo a esta parte, analizando su empleo en libros y literatura, ha pasado de embellecer páginas y aligerar narraciones, a compartir protagonismo con el texto. A complementarlo, añadiendo valiosa información, o incluso a sustituirlo por completo, relatando únicamente a través de ilustraciones en las fascinantes narrativas visuales.

Y es que nos gustan mucho los libros mudos, con sus bondades y complejidades. Esas narrativas visuales que conforman un libro, con todas sus letras y sin ninguna palabra. Obras que rasean o incluso invierten la relación de poder que se establece en torno al libro entre el lector y el pre lector. Ahora, aquel menos acostumbrado a la palabra podrá llevar la iniciativa en la lectura de imágenes. La iniciativa en el dialogo al que paradójicamente incitan los libros mudos.

Daniel Montero confecciona una obra atractiva, sugerente y divertida. Un libro con el que pasar buenos momentos siguiendo las múltiples tramas de los diversos personajes, presentados en las páginas finales. Las gaviotas, la gaviota audaz, la cabra o el pirómano ¿qué papel desempeña cada actor en la conquista y declive de este paraíso natural? Una historia con un claro mensaje de cuidado a la tierra, que sugiere un nuevo modelo de convivencia, más sostenible, menos agresivo, ¿una apuesta por el decrecimiento?

Sorprende gratamente la alegría y el humor que desprende la obra, teniendo en cuenta los elementos de los que parte. Como tema central: la relación del hombre con el medio. Su no adaptación. Su peculiar habilidad para generar catástrofes ambientales.

El empleo de una imagen fija de la isla en cada una de las páginas, la transforma en sujeto pasivo que soporta, estoicamente, las alocadas acciones de los hombres. Este hecho le confiere un papel tan relevante que parece que estemos asistiendo a un drama estático, uno contenido en las lindes de la tierra, en el espacio delimitado por la isla y alrededores.

A una propuesta tan visual, acompaña una edición donde cada elemento aporta al proceso narrativo. Como las guardas que proporcionan a la historia un carácter abierto; la anterior, ubicando el lugar donde acontecerán los hechos; la posterior, mostrando que, una vez acaecidos, la historia seguirá su curso, el mundo seguirá girando.

Surge la duda de si tratar la problemática, de la relación del hombre con el entorno, a través de un álbum mudo conlleva implícita la certeza de que serán las generaciones futuras, aquellas que aun no dominan la palabra, las que podrán llegar a establecer un tipo de relación más respetuoso. He aquí algo que nos podría aclarar el autor y un bonito debate para entablar con los niños. ¡Ah, las narrativas visuales! Como siempre propiciando debates.

A la vista queda este inteligente álbum mudo, que hará disfrutar a niños y a los no tan niños.