Rosa Caramelo

Adela Turín (autora) y Nella Bosnia (ilustradora): Rosa caramelo. Pontevedra: Kalandraka, 2013.

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Que las mujeres se han librado de todas las ataduras que las diferentes culturas y sociedades les han impuesto es obviamente falso. Tal vez también los hombres son presos de muchos esquemas, estereotipos y modas. Por eso este libro, como dicen sus editores en la contracubierta, sigue siendo necesario más de 30 años después de su publicación original, porque es un libro para romper moldes y cadenas.

El argumento es una alegoría de simplísima interpretación: en su mundo, las elefantitas viven en cercos, comiendo flores rosas y vistiendo lazos rosas para volverse ellas mismas de un acaramelado tono de piel rosa, mientras los elefantitos retozan en las charcas y corren libremente y degustan la deliciosa hierba verde. Pero aparece Margarita, una elefanta que, aunque se esfuerza por ser tan rosa como sus amigas, sigue siendo de color elefante. Y así, terminará renunciando a las expectativas que se le imponían, se liberará y su modelo servirá para guiar la emancipación de todas las demás elefantitas.

En las anémonas y peonías que deben comer las elefantas del libro, muchos verán restricciones dietéticas actuales, o imposiciones de la moda en cuanto a la talla. En los zapatos, cuellos y lazos rosas impuestos, otros verán los tacones, el maquillaje o la depilación (ojo a los enlaces). Temas todos ellos actuales, porque los antagonistas de Margarita en la historia no son sólo los elefantes (y las propias elefantas) de la generación anterior, sino todo un sistema ético y estético bien anclado en las instituciones culturales de nuestra sociedad. Y ojo: aunque parezca un cuento de niños, ese sistema no se doblega sino con mucho valor.

En esto, como decíamos al principio, también los hombres tienen muchos lazos (azules) y estereotipos (de belleza y de personalidad), que no siempre hacen de ellos los seres más felices. Cuando este libro llegó por primera vez a España, se insertó en una colección que Tusquets llamó «A favor de las niñas», pero a mí me da por pensar que es a favor de las niñas y de los niños, es decir, de todas las nuevas generaciones que han de saber reproducir en sus vidas nuestros aciertos pero no nuestros errores.

Reeditar a Adela Turín, adalid del feminismo en la literatura infantil de los setenta, es una valiente apuesta de Kalandraka. El texto no presenta un estilo literario maravilloso, las ilustraciones no son increíbles, pero el éxito indudable de esta obra reside en su mensaje tremendo, clarividente y contundente.