Catherine

Patrick Modiano (autor), Sempé (ilustrador): Catherine. Barcelona: Blackie Books, 2014. 96 pp.

9788416290093

Es este un libro bello, magníficamente narrado por quien hoy es premio Nobel. Con su estilo pulcro, intenso y delicado, Modiano relata un pedacito de la vida de una mujer neoyorquina durante la infancia que vivió en las calles del distrito 10 de París: según ella misma, “lo único un poco extraordinario” de su historia familiar.

Y esto tan extraordinario es, sin embargo, sutilmente extraordinario. Nadie espere dragones, transformaciones mágicas, fantasmas, ni nada parecido. La vida es extraordinaria en sus detalles ordinarios, parece decirnos Modiano. Y precisamente es su manera de contarnos los detalles de la vida de su protagonista, Catherine Certitude, lo que otorga valor a esta historia. Para comprobarlo, basta con leer en el magnífico comienzo, esa caprichosa manía de Catherine de quitarse las gafas:

“Los contornos de las personas y de las cosas perdían por completo su definición, todo se volvía borroso y hasta los mismos sonidos se hacían cada vez más apagados. El mundo, cuando lo veía sin gafas, ya no tenía asperezas, era tan suave y tan acariciante como una gran almohada de plumón en la que apoyara mi mejilla, y acababa por dormirme”. Con las gafas, en cambio, “todo recuperaba su dureza y su precisión habituales. Con mis gafas veía el mundo tal como es. Ya no podía soñar” (pp. 9-10).

Nuestra imaginativa Catherine observa el día a día de su padre, quien a veces parece ser más protagonista que ella. Se dedica a unos «tejemanejes» con mercancías que ella no entiende muy bien, y en esto parece existir cierta huella autobiográfica del autor. Es un padre muy poco prototípico: imaginativo, optimista, a veces laxo, con una tierna relación con su hija, trufada de complicidades. Los detalles nos salen al encuentro a cada paso, con total elegancia: el acento y faltas de ortografía de la madre, el saludo matutino a la vida pronunciado al borde de la ventana, los oscuros aunque reveladores cambios de nombre del padre (antes Albert, ahora Georges) y de la profesora de danza (Marchal – Dismailova)… Y se recorre con tono sosegado al mismo tiempo el itinerario de pequeñas ilusiones de Catherine: los divertidos afeitados con su padre, las burlas apagadas al engolamiento de su socio comercial, su deseo de ser bailarina, su amistad con Odile, las cartas de su madre lejana.

Todo lo ilustra por aquí y por allá Sempé, ya desde su primera edición (1988). Sus dibujos son geniales, por descontado, aunque a uno le resultan (y es prejuicio, seguramente) demasiado caricaturescos para lo que el contenido representa. Sí van bien con la temática infantil, pero las ilustraciones tienen poca presencia en relación con el texto, al ser tenues, abocetadas, y con encuadres demasiado abiertos. Se podría haber explorado (si no fuera faltar el respeto a una obra que ya es clásica en su conjunto) una ilustración más intensa y soñadora, borrosa tal vez como la vista de un miope, pero con un sentido más poético. Restado este «bémol», que diría un francés, el diseño de la colección de Blackie Books ha generado con la ilustración de Sempé una cubierta y un interior hermosos, que nadie dejaría pasar.

Recomendable para niñas y niños que aprecien un tono menos épico y frenético en la literatura. Ideal para quienes emigran o han emigrado, pues aprenderán a valorar sus recuerdos. Necesario para quienes al levantarse, le dicen a la vida: «Y ahora, señora Vida, a vernos las caras».