Federico García Lorca (textos); Manuela Rodríguez y Antonio Rubio (selección poética); Gabriel Pacheco (ilustración): 12 poemas de Federico García Lorca. Sevilla: Kalandraka, 2014

Dada la proximidad de muchos poemas de la Generación del 27 a la canción popular y el juego infantil, la presencia de sus representantes en las aulas Educación infantil es habitual, siendo García Lorca uno de los referentes a quien más proyectos se le dedica, ya sea a su figura o a determinados poemas. Su pasión por los romances, las coplas, las nanas o el hablar popular, le hizo recorrer muchos pueblos en busca de la esencia del folclore, heredando el rico bagaje que el folclore andaluz le proporcionaba, un elemento muy valorado a la hora de seleccionar obras para los más pequeños.

Muchas editoriales han publicado selecciones de poemas del autor granadino para niños. Esta recopilación de Kalandraka está presentada en  formato álbum, participando de la calidad estética y el sumo cuidado en la edición a los que esta editorial nos tiene acostumbrados.

«Canción tonta», «El lagarto está llorando», «Cancioncilla sevillana», «Mariposa», «La Tarara», «Vals en las ramas», «Los reyes de la baraja», «Escuela», «El niño mudo», «Caracola», «Paisaje» y «Despedida» son esos doce poemas de los que podremos disfrutar a través de este formato cuanto menos poco común para la obra de Lorca. Seguro que en la mente de muchos de vosotros hay imágenes, y sensaciones, imborrables de lo más pequeños recitando «La mariposa», cantando «La Tarara», metidos de lleno en su papel de largatitos desconsolados o diciéndonos con una especial sensibilidad «mamá, yo quiero ser de plata», imágenes que trascienden momentos puntuales y que nos dejan vislumbrar el despertar a otra manera de decir las cosas y que conectan al niño con el pensamiento y la emoción de otras personas, con la rica tradición y cultura literaria que de forma tan especial nos hace crecer.

No se trata de un libro exclusivamente para niños, pues cuando hablamos de álbum ese concepto está más que superado. Además se han seleccionado poemas más complejos, quizás pensando, precisamente, en el lector adulto. Tampoco las imágenes, como veremos, son de fácil lectura para los más pequeños.

Sobran las palabras para describir la genialidad de Lorca. Más allá de los propios poemas de este artista universal, tenemos que destacar el trabajo de Gabriel Pacheco. Sin duda, esta edición merece un hueco en nuestra biblioteca y en nuestro particular zurrón, especialmente por él, por sus ilustraciones que de una belleza tan inusual dotan a esta edición. Belleza en las palabras y belleza, también sin lugar a dudas, en unas páginas que acompañan al universo lorquiano  y en las que, en unos espacios grises y apagados, cargados de simbolismo, unas melancólicas figuras transitan por lo onírico y lo nostálgico, también por el dolor, preciosas metáforas visuales que nos hacen concluir que dichas imágenes tienen un peso significativo y una identidad propia, que no se limitan a ser el acompañamiento de unos versos conocidos por todos, la hermana pequeña de un autor incomparable.

Los doce poemas también están acompañados de una breve biografía del granadino y de las reflexiones del ilustrador a modo de epílogo, «Elegía de la imposibilidad», con las que el autor mexicano nos acerca a un momento tan íntimo y personal como es el acto de creación artística, unos hermosos párrafos en los que expresa cuán difícil es enfrentarse a una labor de estas características:

«Pensé en Lorca, en la espléndida fecundidad de lo imposible, y también pensé que necesitaría dos vidas para siquiera bocetar algo. El sueño, el deseo, el anhelo, el recuerdo, la muerte. ¿Cómo dibujar estas semillas?»

Dos universos, el de Lorca y el de Pacheco, de singular y extraña belleza que enriquecen nuestros sentidos y nuestra alma.