Don Ramón
Alberto Sobrino (autor), Cecilia Moreno (ilustradora); Don Ramón. León: Amigos de papel, 2016, 40 pp.
El cuento empieza con un banco vacío en el que suponemos que habitualmente está Don Ramón, pero hoy no ha venido. Discurren las páginas mientras le buscamos, valiéndonos de los detalles que el libro nos va dando: no es muy alto, ni tampoco muy bajo, no es fuerte ni débil, no es rápido ni lento. Vamos haciendo conjeturas de cómo puede ser Don Ramón y cómo es que hoy no ha ido al parque.
Las ilustraciones de Don Ramón derrochan alegría, llenas de color, y nos van presentando una serie de animales que se ganan nuestra simpatía en cada página y se convierten en personajes de la historia: desde el pato que mira de reojo hasta el rinoceronte forzudo que hace pesas con otros animales, incluyendo a un rinoceronte que parece correr desbocado por la sabana. Ninguno de ellos es Don Ramón, pero todos aportan un toque de simpatía a la historia y se ganan la sonrisa del lector.
¿Dónde está Don Ramón? ¿Y quién es? Poco a poco nos vamos acercado a la verdad, y hay que decir que vale la pena haberle estado buscando (o vale la alegría, más bien). Una bonita historia de amistad que con dulzura y mucho encanto, nos da una lección de inclusión como ya lo hiciera también Álbum para días de lluvia, sacándonos una sonrisa más en las últimas páginas.
Alberto Sobrino y Cecilia Moreno escogen al protagonista de su historia y nos van dando pistas para que tratemos de encontrarlo. No nos dicen nada más, porque no hace falta que nos digan nada más. Y es que todos somos diferentes, a nuestra manera, y por suerte para todos. Históricamente ha habido diferencias que han llamado más la atención o que han acaparado más miradas. Ya es hora de que cuentos como Don Ramón nos traigan estos simpáticos personajes de cuento, parte de nuestras vidas.
La edición, de mano de Amigos de papel, está muy bien cuidada y acompaña con gracia a la historia. Las guardas parecen alargar la búsqueda de Don Ramón con simpáticas ilustraciones y las páginas son tan agradables como el final.