Barrios de colores

Barrios de colores

Ana González (texto) y Kike Ibáñez (ilustración): Barrios de colores. Santander: Milrazones, 2017. Colecc.: Milratones. 40 págs.

 

 

El ganador del Premio Lazarillo 2016 en la modalidad de álbum ilustrado es una original obra de Ana González y Kike Ibáñez. No es muy usual encontrar libros en este formato con un trasfondo social tan claro como este y dirigidos al público infantil. Desde luego es una propuesta arriesgada con una temática compleja. Pero autora e ilustrador consiguen tejer las palabras y el diseño adecuado para poner al alcance de los niños un contenido profundo, a priori fuera de sus intereses, con el que puedan crecer.

Barrios de colores habla de abusos, de inconformismo, de esperanza y del poder de las personas para cambiar las cosas. La historia es narrada por una niña, de una ciudad cualquiera, de un barrio cualquiera. Su vida está rodeada de alegría y color y de todas esas cosas cotidianas que llenan el día a día. Hasta que unos extraños señores llegan al barrio y comienzan a despojarlo de todo, incluso del color. Todo se volvió gris, incluso las personas. En medio de la tristeza, un brote de color les llena de esperanza, un brote que hay que cuidar y mimar entre todos, y que cambia los acontecimientos.

¿Simple? A simple vista pudiera parecer así, pero las dos vertientes de este álbum se caracterizan por ser enormemente sorprendentes. El texto es muy atractivo y tiene un contenido metafórico importante, y las ilustraciones hablan por sí mismas. Quizás no estemos acostumbrados a imágenes así en libros infantiles, pero los niños sí están familiarizados con ellas, e incluso son capaces de reproducirlas. Kike Ibáñez basa sus ilustraciones en líneas simples y colores planos en papel cuadriculado que no restan un ápice. Al contrario, existe una perfecta composición y armonía entre texto, forma y color.

De nuevo la editorial Milrazones apuesta por un proyecto sumamente original y con un componente de crítica social importante. Para quienes les guste ofrecer a sus hijos o alumnos libros estéticamente diferentes e historias que van más allá de lo puramente infantil, este es un buen ejemplo de ello.