Búho en casa
Arnold Lobel (autor e ilustrador). Búho en casa. Ekaré, 2017, 64 pp.
Ekaré rescata con mucho acierto este clásico de 1975 de Arnold Lobel, creador de los míticos personajes Sapo y Sepo. El libro, en un formato reducido y en tapa dura, nos presenta cinco breves relatos con Búho como protagonista: “El invitado”, “Bultos extraños”, “Té de lágrimas”, “Arriba y abajo” y “Búho y la luna”.
Arnold Lobel tiene una increíble capacidad para sacar jugo literario a situaciones cotidianas, aparentemente sencillas y con muy poca acción. Su lenguaje es sencillo, cercano, sin grandes giros retóricos, pero logra dejar un gran poso en el lector. Búho, el protagonista de todos los relatos, es un personaje afable, generoso y educado, que con una deliciosa ingenuidad, logra plantear cuestiones nada simples. ¿Qué pasa con el piso de abajo cuando estamos arriba? ¿Y qué pasa con el piso de arriba cuando estamos abajo? ¿Es posible estar en ambos sitios a la vez? Búho, tratando de resolver estas grandes inquietudes metafísicas de un domingo por la tarde, decide lanzarse escaleras arriba y escaleras abajo, intentando romper el espacio-tiempo y estar en ambos sitios a la vez. ¡Incluso se llama a sí mismo esperando respuesta, para ver si su experimento dio resultado! Imposible no enamorarse de este personaje.
Las ilustraciones con texturas rayadas y colores insaturados, donde podemos ver perfectamente el rasgado de la pluma y del lápiz, complementan con delicadeza y acierto el texto. La representación de Búho, sentado en su butaca orejera y tapado con una manta bien caliente, envuelve al lector y le transporta al mundo tranquilo y sosegado del protagonista. ¿Una tacita de té frente al fuego?
Todos los relatos tienen su propia magia, una chispa que enciende el corazón del lector y le saca una sonrisa, pero no puedo evitar comentar “Té de lágrimas”. Búho decide hacerse un té de lágrimas, como el que mira un libro de recetas y opta por el pastel de mandarina. La receta no tiene mucho misterio, pero sí cierto riesgo para el estado anímico del cocinero: hay que llorar y llorar hasta llenar la tetera. El protagonista comienza a pensar en cosas tristes y nos abre el corazón de par en par: canciones que no se pueden cantar porque las letras han sido olvidadas, libros que nunca más podrán ser leídos porque algunas páginas les han sido arrancadas, relojes que se han detenido y no hay nadie cerca para darles cuerda, o amaneceres que nadie vio porque todo el mundo estaba durmiendo. De nuevo, imposible no enamorarse de este personaje.
Un libro que hay que tener, al igual que los de Sapo y Sepo, y disfrutar con los más pequeños de la casa. Y sin ellos también, porque la ternura y la ingenuidad curiosa de las historias de Búho no tienen edad.