La bicicleta amarilla

Matteo Pelliti y Riccardo Guasco: La bicicleta amarilla. Madrid: Liana, 2019. 32 pp.

Atractivo relato en verso, con una potentísima ilustración que embauca, y un texto bien labrado. Juan desea una bicicleta amarilla. Lo desea con tanta fuerza que consigue convencer a sus padres; pero como resulta cara, no quedará otra opción que fabricarla. ¿Y luego? Ahí está la ciudad para sumergirse en ella, para emerger de ella, para trascender de ella.

No hay muchos relatos en verso, dentro del género álbum, que no nos claven la astilla de algún ripio. Si además se trata de una traducción… el dolor de oídos está servido. Sin embargo, La bicicleta amarilla podría ser una excepción. Realmente las rimas son buenas, no teme las palabras difíciles, huye de cursilerías, y eso que el esquema es de octava real, que no es pan comido. (Es verdad que algunos versos se salen del endecasílabo y no habría sido complicado regularizarlos, para que el texto fluyera como en el idioma original).

La bicicleta aquí es protagonista, como objeto de deseo para todas las edades. Pero también está muy presente la ciudad. ¡Binomio de ciudad y bicicleta, escenarios de amor y de odio mutuos! Esta ciudad-metrópoli que no esconde las ganas de evocarnos las angulaciones de Fritz Lang (Metrópolis) se describe magistralmente en la primera y última estrofas: 

Grande es el cuerpo metropolitano,

ciudad de tranvías y ruedas con motor,

paradas, luces, un bus que va a metano,

lleno de gentes de distinto color.

La estética de la página está deliberadamente alineada con el futurismo artístico, y recuerda también, y al mismo tiempo, algunos affiches art-déco. El toque «retro», nostálgico como la punzada de la palabra «bicicleta», se da por el uso de la tricromía, con las planchas de colores claramente superpuestas para obtener los tonos más oscuros por superposición. Es delicioso mirar cada página, así que: ¡Avanti, amigos de las bicicletas, que como dice el texto,

«y la alegría más grande del planeta

será medir el mundo en bicicleta»!