Álbum ilustrado y mundo rural
El viernes 25 de abril, celebrando la Noche de los Libros, tuvo lugar el encuentro-mesa redonda «Álbum ilustrado y mundo rural: una ventana abierta al mundo». Fue un precioso y sorprendente coloquio en el incomparable escenario de la biblioteca municipal de Chapinería, lo auspiciaba la asociación ¡Álbum! y lo conducía como moderador Javier Fernández, comunicador responsable del programa de radio Menudo Castillo.
La temática, amplia, de la relación entre el álbum y el mundo rural dio pie a numerosas ideas. Pudimos escuchar a Marta Tutone, editora de Liana, Leticia Esteban, editora de Gato Sueco, Florencia del Campo, escritora, y Sergio Pérez, profesor del CEIP de Navalagamella. Elena Octavia Álvarez amenizó el encuentro trufándolo con cálidas lecturas de varios álbumes, además de participar junto con los demás entrevistados. Dado que el evento estaba dirigido a público adulto, los organizadores habían previsto una sesión paralela de narración oral para familias, estupenda, con Margalida Alberti.
«Las editoriales pequeñas son el mundo rural de la literatura infantil», se dijo en algún momento, y de algún modo resume varios planteamientos principales del coloquio. ¿Cuáles son las ventajas y cuáles las desventajas de vivir en el mundo rural para la difusión y para la lectura de álbumes? ¿Cómo se representa en los álbumes ilustrados el ámbito rural? ¿Cómo acogen las bibliotecas escolares de los pueblos las novedades en álbum? ¿Cómo difundir y cómo poner en valor la cultura literaria que se hace en los pueblos, para no ser engullidos por la masa de la oferta de las grandes ciudades? ¿Cómo difundir y cómo poner en valor la cultura literaria que hacen las editoriales independientes, para no ser engullidas por la masa de la oferta de las grandes editoriales?
Nos pareció muy interesante la colaboración directa entre la editorial Gato Sueco y el colegio público de Navalagamella (en Madrid), que no se reduce solo a la presencia de libros de esa editorial en el centro, sino también a presentaciones y sesiones de narración oral. Este tipo de alianzas son fantásticas para poder desarrollar programas de animación a la literatura y hábito lector con garantías de calidad. Los participantes tenían muy claro que no basta con tener estanterías con libros para tener una biblioteca escolar: lo que lo convierte en una biblioteca es lo que se haga con ello.
El tema institucional también afloró en la conversación. En general, se coincide en una falta de apoyo y de financiación para el ámbito literario, bibliotecario y cultural, en contraste con otros ámbitos de la vida social, festiva o de entretenimiento, ampliamente subvencionados y generosamente apoyados por los ayuntamientos y comunidades en nuestro país.
También se habló de los dispositivos digitales como «enemigos» de la lectura a ciertas edades, y se planteó cierta duda sobre los datos estadísticos de hábito lector a partir de los diez años (¿tal vez dudosos por el sesgo de deseabilidad que asocia la lectura a prestigio cultural en las familias?).
Nos suscitó inquietudes algo que parece imponerse en la temática rural de los álbumes, y es la mayoritaria visión nostálgica del pasado. Esa inconsciente vinculación continua de los pueblos a la vida de hace décadas, a la infancia del padre o del abuelo, al respeto que antes se tenía por la naturaleza… parece hacer olvidar que el mundo rural es también hoy. Creemos desde aquí que necesitamos narrativas positivas sobre la vitalidad del campo y sus habitantes, que normalicen las ambientaciones rurales y no las planteen como escenarios semiidealizados y caducos.
Por otro lado, también nos parece reseñable que a veces se quiere asociar la naturaleza salvaje con lo rural, dando en mezclar churras con merinas. En los pueblos la naturaleza está domesticada, son espacios naturales que la mano humana ha moldeado durante siglos para adaptarla a sus necesidades, por lo que haremos mal en pensar que un álbum en que aparece una selva o la mar océana está hablando de lo rural. Esa confusión, tal vez, conduzca de nuevo a una visión falsificada de los pueblos, utópica, irreal e inexistente. Diferente sería hablar de la oposición espacio natural / espacio urbanizado, pero ese es otro cantar.
En definitiva, se hizo corto este diálogo tan ameno e interesante. Son muchas las miradas que se están poniendo actualmente sobre la literatura infantil y el mundo rural, y muchas las posibilidades que brindan los álbumes para «abrir ventanas» en las infancias de los pueblos.