Que nunca se acabe
Ximo Abadía: Que nunca se acabe. Albuixech: Litera Libros, 2025. 32 pp.
Un libro que entra en la definición perfecta de «álbum poético». Pues estamos ante un poema con versos que paralelísticamente expresan deseos («que siempre caminemos juntos», «que nunca te deje caer»…) y estos versos cobran sentido con las imágenes de la doble página (una mujer y un libro rojo: en un bosque, en un jardín, en bicicleta, bajo la lluvia…). Va notando el lector que este libro dibujado, página a página se hace más grande hasta que finalmente se va volando. Es esta una metáfora muy linda de la experiencia lectora, con ese deseo intenso que suscitan los buenos libros y que da título a este: «que nunca se acabe».
Pero lo mágico del álbum de Abadía está en su página final. Hay que llegar a esta para comprender la trascendencia del poema, puesto que los versos que nuestra mente había ido aplicando a la lectura de un libro se reconvierten de golpe: el autor nos plantea en la página final que lo que hemos interpretado como un libro bien podría ser otra cosa, y podríamos aplicar todos esos versos, todos esos deseos, a otro ser. No desvelamos más, que ya suficiente hemos dicho y no pretendemos arruinar la experiencia y la sorpresa del final.
Ahora bien: la primera página también dice mucho, pues allí, en lugar de un libro rojo, hay un sol naciente. Entendemos así este poema ilustrado como un conjunto de sensaciones y expectativas puestas en todo lo que crece, en todo lo que evoluciona, en todo lo que algún día nace y algún día ha de morir… para volver a empezar. «Que todo vuelva a empezar», dice el penúltimo verso. Y es una recomendación que también se le puede aplicar al lector: que retome el libro y lo relea sustituyendo el libro rojo por…
La belleza de las ilustraciones es lo que da un placer especial a la lectura de este álbum. La editorial lo sabe, y por eso lo ha cuidado como si fuera un regalo: envuelto en su sobrecubierta en forma de caja, lo sacamos de ella con cuidado y nos deleitamos con los contrastes del rojo carmesí, el negro, el amarillo Nápoles. No está claro si el libro puede funcionar tan bien con lectores niños como con adultos, tal vez nos decantamos más por lo segundo. Los adultos también sabrán apreciar las reminiscencias japonesas de la ilustración. Abadía destaca por su gusto por las geometrías, los contrastes de colores vivos, las tramas de rayados y texturas, el desgastado del grabado. Lo conocíamos por su informativo Vertical: Historia ilustrada de la escalada, y nos ha dejado boquiabiertos con este nuevo cambio de registro.