El canto de las ballenas
Dyan Sheldon (autora) y Gary Blythe (ilustrador): El canto de las ballenas. Madrid: Kókinos, 2011 [1994]. Ganador de la Kate Greenaway Medal de ilustración 1990. 28 pp.
«Uno de los álbumes ilustrados más bello, poético, misterioso y sugerente que hayas visto jamás», se lee en la contracubierta. Y no conozco a nadie que lo haya puesto en cuestión. Este libro ha sido reimpreso en español desde su edición en 1994 (su original inglés apareció en 1990), lo cual lo convierte indiscutiblemente en un clásico de la literatura infantil actual.
En este libro no se sabe qué es más decisivo, si el texto, que narra una historia de alta densidad poética, o la ilustración, que escoge unos momentos intensÃsimos de la historia y nos desarma representándolos con una técnica entre hiperrealista e impresionista. En la literatura infantil, cuando se alinean las estrellas y se juntan un autor y un ilustrador que saben hacer bien cada uno su trabajo, el resultado es, como en este caso, indispensable.
Cuenta la autora que escribió este libro embargada por la rabia, al conocer cada vez más noticias de la caza indiscriminada de mamÃferos marinos. La historia, de este modo, nos narra cómo Lily, una niña, se siente fascinada por las ballenas de las que le habla su abuela, y sueña hasta la obsesión con poder escuchar su canto. Pero a su deseo se opone, como claro antagonista, el tÃo Federico, que representa la visión materialista del mundo, incapaz de ver en las ballenas más que beneficio económico. ¿Logrará Lily encontrarse con las ballenas? Todo sucede en unas 48 horas, y en el espacio de la casa y el muelle junto al mar; de modo que la acción es una acción interna, emocional. No se esperen, pues, aventuras trepidantes, sino algo asà como una ensoñación en una noche de verano, diáfanamente planteada y elegantemente resuelta.
Este álbum se releerá indefinidamente. Y habiéndolo leÃdo varias veces, uno acaba topando con una clave textual que potencia el sentido del texto. Si en las primeras lecturas uno daba por hecho que las ballenas están ahÃ, en el océano, aunque haya pocas, puesto que lo que parece representarse es un presente actual, un buen dÃa uno repara en que en las primeras lÃneas del libro lo que se lee es lo siguiente:
«La abuela de Lily comenzó asà su relato: Hace tiempo, habÃa ballenas en los océanos. Eran tan grandes como colinas y pacÃficas como la luna. Eran las más extraordinarias criaturas que jamás podrÃas imaginar».
Oh: «Hace tiempo… habÃa… eran». Oh, oh… Este relato no es un relato ambientado en el presente, por más que nos parezca que los personajes podrÃamos ser nosotros, nuestra familia: es un relato futurista, pero de un futuro tristemente cercano. El mensaje pro-ecologÃa de pronto se multiplica, y tomamos conciencia de que, si todo sigue asÃ, esa situación futura se convertirá en un presente, y la existencia de las ballenas en poco más que un cuento que las abuelas les contarán a las nietas.
Este libro es la llave perfecta para abrir la caja de la reflexión ecológica en las cabezas de los niños. Además, tendrán el privilegio de poder hacerlo con un texto y una ilustración estéticamente impecables. Y sacarán en claro el valor de las cosas inmateriales y de las aparentemente pequeñas. A ver si dan con otro que les ofrezca tanto…