Eulalia Canal (autora), Valentí Gubianas (ilustrador): El calcetín de los sueños. Alzira (Valencia). Editorial Algar (Colección Calcetín), 2008.

Su autora, psicóloga de profesión, nos abre el mundo de la mente infantil, de la comprensión o incomprensión de su realidad, y de cómo interpretan el mundo en el que viven.

Junto a los protagonistas de esta historia, narrada en primera persona por Naima, nos observamos como lectores, pendientes de descubrir los momentos emocionales que suceden a una niña en el transcurso del tiempo. La atención a los pequeños detalles llenos de dulzura y ternura que desprende cada página, cada frase, cada pensamiento, nos sumerge en un mundo onírico y fantástico, propio de la mente infantil.

Las constantes alusiones a  Momo (de Michael Ende), empezando por la dedicatoria, y por su mención del tiempo durante toda la obra, nos recuerdan lo estresante que es vivir pendientes de un tiempo que no tienes, y cómo puede afectar al disfrute o no de la vida. Todo desde la visión de Naima, perdida en la realidad, en la falta de conocimiento, en su inocencia emocional.

Naima no comprende por qué suceden muchas cosas, por qué sus padres viven estresados y no tienen tiempo. Para ayudar a Naima está su gran amigo Timmi y sus numerosos y extraños sueños que conserva en su calcetín.

Utiliza un lenguaje claro, con abundantes repeticiones de párrafos enteros para dar más importancia a esos momentos temporales, y con la disgregación de palabras en momentos de shock temporal (vuelve a recordar a Momo, una niña que sabe escuchar, escuchar cada sonido que le aplasta o la empuja emocionalmente). Con un toque infantil y ameno, dulce y clarificador, para algunos, emocionalmente, nos introduce en esa vida atentada por el vertiginoso correr del tiempo y en cómo lograr superar esos obstáculos.

La ilustración sencilla y acorde al tema no busca el protagonismo, hay escasas imágenes, en blanco y negro. Sólo actúa de recordatorio.

En la historia podemos observar dos mentes, la adulta y la niña, donde su transcurso temporal es diferente, donde el tiempo va demasiado rápido cuando estás bien y demasiado lento cuando estás mal, donde aparecen ladrones de tiempo (como los hombres grises de Momo), justificado por esa tristeza y esa imaginación, donde existen elementos simbólicos, el calcetín y la almohada, casi lo mismo, pero diferente, uno que guarda sueños y el otro que es donde se espera que se depositen, y que desaparece.

La figura de su amigo Timtim que actúa como su conciencia, es parte de ella, sabe, actúa racionalmente, es su «Pepito Grillo», le mantiene con los pies en la tierra, perdida entre tanta imaginación, da vida a su realidad más madura, a la llegada del conocimiento real del mundo. Junto a él la gran tortuga (como Casiopea) y su estupenda y especial biblioteca (manantial del tiempo). Y, su abuela como apoyo emocional importante en la obra, que la acompaña y enseña, como todas las abuelas que se precien de serlo. Podemos decir que es casi la heroína que salva a Naima de la desesperación total.

El trasiego del tiempo le lleva a la más terrible de las crisis, durante unos segundos, justo el día de su cumpleaños  (¡qué puede ser peor para una niña!). Pero, no todo es lo que parece…

Especialmente recomendado para el público adulto por la capacidad de empatizar emocionalmente con el público infantil y, por tanto, de comprender su ansiedad ante los diferentes sucesos de la vida, dada su incomprensión de la realidad más adulta. Igualmente para el público infantil como medio de superación de diferentes miedos a través de la identificación con los personajes, y de, en todo caso, confiar en los finales felices, algo de lo que nunca se debe privar a los más pequeños.

Nos acompaña con la obra , y de manera digital, una guía didáctica que ofrece la oportunidad de seguir el texto como aprendizaje lectoescritor a través de la comprensión lectora del mismo.

Y, para darle más interactividad al hecho también contamos con la posibilidad de participar en un concurso para el alumnado de 2º ciclo de primaria.