Mil orejas

Pilar Gutiérrez de Llano (autora) y Samuel Castaño Mesa (ilustrador): Mil orejas. Barcelona: Libros del Zorro Rojo – Tragaluz, 2015. 28 pp.

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Este pequeño libro de 15 x 15 cm es un regalo dedicado a todas las personas sordas. Con una intención que recuerda a la de El libro negro de los colores, va desarrollando la paradoja de hablar sin voz y escuchar sin oídos. El texto es un breve poema sobre cómo la pérdida de la audición no implica dejar de oír, o mejor, de interpretar, las voces de las cosas. La soledad y la incomprensión por su sordera, de las que nos habla la voz del poema, nos permiten concluir que la verdadera sordera es de los otros, y que (como dice el refrán) no hay más sordo que el que no quiere oír.

Para nuestra sorpresa, terminada la lectura también caímos en la cuenta de que los libros no son objetos silenciosos: mientras lo leemos vamos escuchando todas las referencias a las que alude, y caemos en la cuenta de que la voz narradora cuyas palabras recorremos con la vista, en este y en cualquier libro, resuenan en nuestra cabeza con su propio timbre, intensidad y tono. La portada del libro va incluso más allá: resuena solo en los oídos de los sordos, con los sonidos con que ellos “escuchan” el lenguaje oral, pues el título no está escrito con el alfabeto latino, sino con el dactilológico. Es curiosa la sensación de tomar un libro en las manos y no ser capaz de leer la portada; asesta un golpe a nuestra sensación de seguridad, de equilibrio y certeza, que es necesario no ya solo para acometer la lectura de las páginas que siguen, sino también para que los lectores logren empatizar con las discapacidades.

Las ilustraciones del interior representan sutilmente elementos sonoros: grillo, ondas, teléfono de vasos, trueno, silbato, gramófono, campana, etc. Son metáforas del juego texto-ilustración, que es fantástico: el frescor del viento es un silbato, el parpadeo de las estrellas es un grillo, el roce de una mano es un grito amoroso, una mirada es un ritmo musical, el tirón en una manga es la súplica de un niño.

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Son misteriosas estas ilustraciones: en las esquinas hay unos minúsculos garabatos que ¿serán tal vez representaciones del espectrograma (las ondas del sonido) de las palabras del texto? ¿Y de quién es el busto de mujer de la última ilustración? Tal vez el ilustrador escriba aquí y nos pueda resolver estas dudas.

La autora, Pilar Gutiérrez, es la editora de Tragaluz, la editorial en que se publicó el poema por vez primera. El libro ha recibido menciones del premio BolognaRagazzi 2015 y del IBBY, con lo que su calidad queda acreditada. No hay duda de que constituye un libro fundamental en cualquier biblioteca que quiera atender al tema de la discapacidad.