De cómo nació la memoria de El Bosque

Rocío Martínez (autora e ilustradora): De cómo nació la memoria de El Bosque. México: Fondo de Cultura Económica (col. Los especiales de A la orilla del viento), 2007. Ganador del X Premio de Álbum Ilustrado “A la orilla del viento”

memoria

Cuando Antoni Tàpies consideraba la dignidad de la materia, decía: “Mirad el objeto más sencillo. Tomemos, por ejemplo, una vieja silla. Parece insignificante. Pero pensad en el universo que contiene… Hasta la silla más vieja lleva por dentro la fuerza inicial de aquellas savias que subieron de la tierra, allá en el bosque, y servirán todavía para dar calor cuando llegue el día en que, hecha trozos, se queme en algún hogar” (L’experiència de l’art). Este libro de Rocío Martínez parece una traducción al lenguaje del álbum ilustrado de la cita de Tàpies.

El protagonista es un bosque: un bosque convertido en mesa y al final mágicamente “rebosquizado”, después de pasar por varias generaciones dejando huella y dejándose hollar de diversos modos. En esa mesa en la que se ha amasado el pan, se ha llorado, se ha reído, se ha celebrado, se ha amado, está siempre presente el origen primero de la madera: el árbol. Así, los hombres toman contacto con el bosque al tocar la mesa, y el bosque va configurando su memoria mientras pasa de generación en generación bajo la forma (¡tan entrañable!) de la mesa.

Rocío Martínez acierta contándonos la historia de esta mesa, de ese bosque, y de todas las personas que transitan junto a ellos. Es una historia breve que cubre un tiempo muy largo, el tiempo de la duración de las cosas, que es mayor que la duración de una vida. Los sucesos se encadenan con un ritmo ágil; son sucesos sencillos pero impredecibles, como sencillo y sorprendente es el lenguaje en que se narran.

Los tintes pro-ecologistas (Martínez es autora además del homenaje de Greenpeace a su Rainbow Warrior) bien pueden servir para reforzar en los niños ciertos valores, que, por otra parte, ellos tienen mucho más asumidos que nosotros, los que somos mayores. Aunque el libro no se limita a un mensaje ecológico: sus planteamientos ofrecen perspectivas muy sabias sobre múltiples aspectos de la vida humana.

Dejo para el final el otro gran punto fuerte del álbum, que es, sin embargo, el más evidente: la ilustración. Es encantadora la adaptación que se ha hecho del estilo de los manuscritos iluminados y el arte románico, con unos personajes francamente divertidos en unos conjuntos armónicos y densos de información.

En definitiva, no estamos sólo ante una reflexión, sino un vivo retrato del sentido de la vida y del paso del tiempo, de la naturalidad de la vida y la muerte, de la trascendental importancia de lo que recibimos y lo que dejamos.

Un álbum llamado a convertirse en clásico.