¡Voy a comedte!

¡Voy a comedte!

Jean-Marc Derouen (texto) y Laure du Faÿ (ilustración): ¡Voy a comedte! España: Kókinos, 2013. Traducción: Miguel Ángel Mendo

voy_comedte

 

Esta es la historia de un lobo. Un lobo enorme, feroz,  temible y ¡hambriento! Hambriento sí, pero ni tan feroz ni tan temible. ¡Voy a comedte! no es la típica historia de terribles lobos e inocentes animalillos del bosque, pero sí tiene mucho de historia de lobo tonto al que todos consiguen engañar, aunque la picaresca e ingenio por una parte y la ingenuidad por otra envueltas en un humor fresco e inocente casi nos hace olvidar la torpeza del pobre animal, incluso para alguien que considera al lobo como un hermoso animal que no merece las caricaturas que suelen hacerse de él en la literatura infantil. Estamos ante un divertidísimo álbum, una original propuesta tanto desde el punto de vista visual como del argumento.

Nos cuenta la historia que un enorme y malvado lobo hambriento espera al acecho un rico bocado de carne fresca. Pero ya la portada nos pone en aviso de que lo que hay detrás de ella no es una historia más de un lobo feroz. Más que a un enorme y malvado lobo, las ilustraciones nos muestran a un aburrido lobo cansado de esperar a su presa. Hasta que una mañana aparece un alegre conejito blanco camino del mercado ecológico. «¡Ah, voy a comedte, conejito blanco! ¡Voy a comedte ahoda midmo!» Este grito desesperado más que aterrorizar al conejo le hace pensar que no está ante un temible lobo sino ante un animal del cual puede zafarse teniendo en cuenta que ese habla tan rara es porque tiene un pelo en la lengua y esto le hace urdir un plan para escapar. El lobo comprueba que efectivamente tiene un pelo en la lengua, después de dejarse hacer las pruebas pertinentes por parte del conejo. Éste se marcha con el pretexto de ir a buscar unas pinzas para quitarle el pelo. Tras mucho esperar el conejo no aparece y el lobo empieza a desesperar. Quien sí aparece es un conejo rojo que se queda pasmado ante este singular lobo. También éste busca una artimaña para librarse de él, proponiéndole que se esconda para que no lo vea antes de avalanzarse sobre él. Sólo que cuando, muerto de hambre, el lobo decide salir del escondite, sin decir ni una palabra, su boca abierta de par en par no irá a parar al apetitoso conejito rojo sino a un enorme oso pardo. Lo que le sucede con el oso y en su posterior huida le hará cambiar muchas cosas…

Limitarse a una simple lectura con este libro es difícil. El estilo de narración y los recursos que el autor emplea (onomatopeyas, juegos sonoros, repeticiones, énfasis e incluso los juegos tipográficos) son una clara invitación a la interpretación, convirtiéndolo además en un interesante cuento motor. A quienes les apasione el teatro en la escuela y la incorporación de la dramatización y los juegos dramáticos en el aula, este libro es fascinante por el enorme potencial que tiene desde este punto de vista. No en vano, Jean-Marc Derouen tiene una larga trayectoria como narrador y está muy vinculado a la tradición oral de la Bretaña, algo que se pone de manifiesto en este libro en el que todo fluye para que efectivamente sea narrado, interpretado.

Visualmente el libro es muy atractivo. La paleta de color empleada se limita al azul, rojo, negro, blanco y algún toque de amarillo. A pesar de ese uso del negro y del rojo intenso, las imágenes no resultan tenebrosas. La primera recreación del bosque, un plano general en el que los árboles cargados de piñas, la luz de las bellotas y el sendero blanco en contraposición a la oscuridad de la espesura del bosque, transmiten los toques de magia y fantasía de las que son testigos los bosques de los cuentos tradicionales, alejando las posibles pinceladas tenebrosas a las que hacemos referencia. Las ilustraciones de Laure du Faÿ son sencillas, sin mezclas, muy planas, pero con un estilo muy característico que, por otra parte,  no resulta repetitivo si lo comparamos con otros trabajos de esta autora. Cada álbum tiene su sello personal pero a la vez el punto necesario de originalidad para que no todo parezca lo mismo.

Aunque la tipografía que se emplea en el texto es la letra mayúscula con la que en muchas aulas de infantil se inicia a los niños en la lectoescritura, ¡Voy a comedte! es un libro para se narrado por un adulto, tanto por el formato, por la extensión, como por los juegos en el texto que pueden dificultar la lectura de los más pequeños, muchos de ellos encaminados a una especial modulación de la voz. Obviamente la lectura autónoma a través de las imágenes será muy enriquecedora. El libro está también disponible en catalán bajo el título de Et menjadé!

El «voy a comedte» estará asegurado una buena temporada en el aula y las imitaciones y el juego espontáneo a partir de él también. Una original propuesta de dos autores que nos invitan a reír con un humor inocente y a desplegar la imaginación, jugar y actuar.