Soy un artista
Marta Altés: Soy un artista. Barcelona: Blackie Books, 2014.
Esta mañana he estado recogiendo juguetes y chismes infantiles esparcidos por el suelo de la casa durante unos tres cuartos de hora. Después de leer Soy un artista me arrepiento, pues sé que he destrozado una originalÃsima instalación realizada por mis niños, excelentes creadores todos ellos de happenings y performances cada vez que les quito el ojo de encima.
Este libro es una invitación a reÃrse del destrozo y el caos que los cachorros humanos suelen dejar a su paso, y más si les pones a mano unas temperitas y un juego de pinceles. Evidentemente, subyace una loa a la creatividad plástica de la infancia, cada vez más presente en la conciencia de nuestra sociedad y en el ámbito educativo (aunque a veces no pase de conciencia a hechos). Que los niños tienen una capacidad creativa desbordante, es ya un lugar común. Que el arte puede aprovecharse de ello y tomar inspiración de las creaciones infantiles, también lo es, y de hecho lo viene aprovechando desde hace un siglo como poco. De eso trata Soy un artista, en el fondo.
El libro presenta a un picassiano y daliniano muchachito que a lo largo de las páginas va exponiendo sus mejores obras, distribuidas libérrimamente por la casa: móviles a lo Calder con frutas, perchas y collares, fantásticos espejos fragmentados donde se desintegra el autorretrato, jardines verticales dentro del frigorÃfico, etc. La hybris creativa de este niño protagonista choca, sin embargo, con la incomprensión de su madre, quien estoica y «zenmente» trata de sobrellevar la expresión plástica de su pequeñÃn.
Ese es pues, el conflicto que se sostiene a lo largo del libro, y que se resuelve con la victoria apoteósica del niño en una gran obra de arte final… que es posible que la madre no supere ni con la postura del Sirsasana. La comicidad del libro, su gran virtud, requiere la perspectiva adulta (y algo de conocimiento de la historia del arte), con lo cual es dudoso que los niños no se pierdan lo mejor de él. Sà disfrutarán, claro, de la identificación con el protagonista, y de muchos detalles realmente divertidos en las ilustraciones. Si son ustedes adultos y necesitan unas risas, o una visión optimista del aprendizaje artÃstico infantil, o argumentos a su favor, o bien liberarse de prejuicios sobre las dificultades técnicas de la experimentación con diferentes técnicas y materiales, háganse con el libro. No se puede crear sin mancharse las manos, ¿verdad? Y seguramente les pueda recordar a Pintores, de Seung-yeoun Moon, ilustrado por Suzy Lee, del que esperamos poder hablar también pronto. Marta Altés es, como Lee, una excelente ilustradora, y Soy un artista ha sido nominado a alguno de los más prestigiosos premios de ilustración.