Lo que no vio Caperucita Roja

Lo que no vio Caperucita Roja

Mar Ferrero (autora e ilustradora). Lo que no vio Caperucita Roja. Zaragoza. Edelvives. 2013

caperucita

Una vez más se hacen eco del clásico cuento de Caperucita para introducirnos en una nueva adaptación que, en este caso, sorprende por su naturalidad, frescura y sus fantásticas ilustraciones.

De un lado,  es un álbum infantil, en formato mediano o pequeño, que nos presenta en su portada dos de los protagonistas, espalda contra espalda, leyendo cada cual un libro. Quizá esta imagen nos adelanta un poco cómo se va a desarrollar la historia en esta nueva versión.

Nada más abrir el álbum, encontramos toda una pared con los retratos de los personajes que aparecerán a continuación (algunos únicamente ilustrados), lo que me ha parecido una fantástica idea de escritura creativa para los niños.

Por fin, comienza la historia, aparentemente similar al cuento que todos conocemos, con pequeñas variaciones que lo dotan de actualidad para enpatizar mejor con el  lector de nuestros tiempos.

Caperucita se presenta a sí misma, en primera persona, se convierte en narradora de su propia historia, en un escenario y con un contexto algo diferente al que recordamos. Ahora, es hija, hermana, su casa es azul y tiene 9 años, pero permanece el símbolo inequívoco de que se ella: la caperuza de color rojo, su color preferido.

El estilo de la ilustración a lápiz acompaña perfectamente el texto otorgándole un cariz infantil y delicado que deleitará a los más pequeños, incluso, porque trata temas de dibujo habituales en la infancia: una casa, árboles, pequeños animales, etc. Mi preferida: La gran Caperucita tomando aire en un intento por impregnarse del maravilloso aroma de las flores.

Hasta aquí, todo normal. Pero ahora le toca el turno al lobo. Ha utilizado la técnica literaria de la entrevista. A cada rato, cada personaje ofrece su punto de vista de la historia. Se convierten en narradores y protagonistas por un instante. Esto resulta novedoso y cercano a los lectores, ya que la edad a la que va dirigido suele identificarse con cierto egocentrismo, donde sienten la necesidad de contar su historia para que todos la sepan, sin importarles las de los demás. De esta manera, todos, de una manera individualizada, relatan lo que piensan y sienten desde el conocimiento que tenemos todos del cuento, como parte del imaginario colectivo de cada uno. En definitiva, sabe que sabemos de qué va la historia y quiere sorprender con ella, lográndolo.

Me ha resultado encantadora la escena de chismorreo de los animalillos del bosque, que al final es lo que perdura y con lo que se  construye la historia original. Y, cómo, resultan ser los artífices de un magnífico plan de caza, donde los habitualmente cazados se convierten en cazadores.

A mitad de la historia podemos contextualizarla de una manera ejemplar, a través de una ilustración completa a doble página, que nos muestra una especia de mapa de todo lo que acontece en el cuento. Podemos observar  los distintos topiarios que alegran el paisaje, dónde se sitúa cada casa y sus colores, cómo se reparten los distintos animalillos, y, sobre todo, el largo camino por el que pasea Caperucita y el atajo que sigue el lobo.

Continúa la historia con un nuevo final, diferente al que conocemos, pero igual de válido.

Me quedo con la frase final de la contraportada: «…todo se cuenta según el cristal con que se mire.«