El rey de las pequeñas cosas

El rey de las pequeñas cosas

Bil Lepp (texto) y David T. Wenzel (ilustraciones): El Rey de las Pequeñas Cosas. Barcelona: Picarona (ediciones Obelisco), 2014. Traducción: Joana Delgado

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Se dice que no es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita. El Rey de las Pequeñas Cosas es buen ejemplo de ello y vive feliz rodeado por los placeres más pequeños y no por ello menos valiosos, como dar de comer a los pájaros y a las hormigas o plantar. No sólo disfrutaba de ello, sino que además era el rey de las cosas más cotidianas y de los seres más minúsculos. Mientras éste vive sin ansiar nada, agradeciendo cuanto tiene, el codicioso Rey Enorme siempre ansía más: más imperios, más reinos, más personas y cosas de las que adueñarse, y cuanto más grandes mejor. Pero para ser el Gobernador del Mundo también debía apoderarse del Reino de las Pequeñas Cosas. Así que con un gran ejército emprende camino, decidido para la batalla. Sin embargo, la fuerza bruta y las malas artes del Rey Enorme se toparán de frente con el ingenio y la valentía del rey del otro reino y de las cosas pequeñas, quienes plantarán cara sembrando el caos, poniendo de manifiesto la grandiosidad de lo más simple y de todo cuanto compone el día a día.

De la mano del sello editorial Picarona, llega este relato sobre la avaricia y la humildad,  disponible en España desde noviembre de 2014. La historia está cargada de elementos que recuerdan a los cuentos populares y nos retrotrae a las lecturas que cualquiera de nosotros podemos guardar en nuestro zurrón literario particular. Los más pequeños encontrarán en ella una oportunidad para estimular su fantasía y aumentar su experiencia, y en la que pueden ver reflejados pensamientos, sentimientos y actitudes. El mundo recreado en El Rey de las Pequeñas Cosas es fácilmente comprensible para el público infantil y refleja un conflicto presente en el ser humano desde bien pequeño. Se trata de un mundo enfrentado, claramente dividido, en el que «los buenos», no sin pocas vicisitudes, obtienen su recompensa, inmaterial, y «los malos» su castigo, aunque se trate de una lección cargada de humor.

Bil Lepp, escritor y cuentacuentos, reproduce la forma literaria de los cuentos populares y sitúa la historia en un remoto tiempo pasado con el que, sin embargo, podemos conectar desde el presente. El texto no tiene complicaciones, siendo muy adecuado para el lector infantil. Ofrece un buen modelo lingüístico que enriquecerá a los más pequeños, especialmente en lo que a vocabulario se refiere, incluyendo un juego a modo de reto  posterior a su lectura, contando además con interesantes recursos expresivos que embellecen el texto y lo llenan de ritmo y musicalidad, especialmente en las páginas próximas al desenlace.

Por su parte, David T. Wenzel, autor de la novela gráfica de El Hobbit (J.R.R. Tolkien), experto en crear personajes imaginarios, plasma en las páginas de este libro su fascinación por la mitología, la fantasía y los cuentos populares, creando unas ilustraciones llenas de color, fuerza y expresividad, unas composiciones con diferentes atmósferas, muy ricas en detalles, en las que da rienda suelta a la imaginación y que se compenetran muy bien con el texto.

 El Rey de las Pequeñas Cosas es, por tanto, un libro a tener muy en cuenta.