Un cuento

Un cuento

Daniil Jarms (texto) y Rocío Araya (ilustración): Un cuento. Santander: Milrazones, 2014. Traducción: Jesús Ortiz. Colección: Milratones

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Milrazones incorporó recientemente este magnífico título a su catálogo, volviéndonos a deslumbrar con una propuesta original, de calidad, un álbum ilustrado con el que disfrutarán tanto los lectores más pequeños como los más mayores.

Daniil Jarms fue un escritor ruso, perteneciente a las vanguardias artísticas del siglo XX, destacado por su obra poética e historias cortas, muchas de las cuales estaban destinadas a los niños. Silenciado durante años por la Rusia soviética, la editorial cántabra recupera este título publicado por primera vez en los años 30 en una revista infantil.

¿Será cierto que todos los cuentos ya están escritos? Vania y Lenochka quieren escribir un cuento. Es el chico el que toma la iniciativa, pero cada vez que revela el principio, la niña le recuerda que ese cuento ya está escrito, relatando diversas historias que tienen como protagonistas a un rey y una reina, un bandido, un herrero y al propio Vania. Esas historias son un constante juego del absurdo donde el humor y el asombro se acentúan al tiempo que lo hace la estructura acumulativa que los contiene. Milrazones se permite una licencia, un divertido guiño final que no desvelaremos pero que entra a formar parte del juego literario cargado de fantasía emprendido por Jarms y que cierra una historia circular que encuadra diferentes relatos y que tienen en Vania y Lenochka, y en su deseo de escribir un cuento, el hilo que los entreteje, creando una potente red que atrapa al lector.

Un cuento asombra por muchas cosas. Para mí ha sido todo un descubrimiento (no dejéis pasar los relatos recogidos aquí): una obra que trasciende con creces el filtro del tiempo, de gran frescura y originalidad, que conectará muy bien con los pequeños y jóvenes lectores por lo insólito de los relatos, por la mezcla de realidad y fantasía presente de forma magistral en cada página, por su imaginativo humor, su ritmo trepidante; y la revelación de un autor sorprendente que hace del absurdo más que un magnífico ejercicio de creatividad- lo irracional, lo excéntrico, lo irreverente, formaban parte de su propia vida, llevando al lector por derroteros insospechados que no harán sino aumentar su asombro y la concepción de estar ante un genial autor que merece la pena descubrir a los más pequeños.

Y si el texto no tiene desperdicio alguno, esta obra de Jarms encuentra su alter ego perfecto en las ilustraciones de Rocío Araya, quien construye un discurso visual delirante también que refleja muy acertadamente los constantes pasos que el autor ruso da entre la realidad y la fantasía.   La propuesta plástica de la ilustradora abre las puertas a la creatividad y la imaginación. En ella utiliza variedad de técnicas y materiales (collage, acrílico, lápiz, óleo y monotipia) en un claro guiño a la sensibilidad infantil y refleja un mundo de ensoñación, de aparente sinsentido, en unas páginas desbordantes, caóticas a veces, que contrastan con la desnudez de los pasajes de la realidad en los que Vania y Lenochka se asoman para terminar entrando a formar parte de la más inverosímil fantasía. Así que estas ilustraciones merecen una lectura pausada que se aleje del ritmo trepidante que marca el texto y revele la infinidad de matices que Rocío Araya ha conseguido plasmar.

Sin duda, un claro exponente de literatura de calidad para los más pequeños que los encandilará; un buen ejemplo de ingenio, inteligencia, humor y fantasía.

¡Gracias Milrazones!