Las (¡verdaderas!) historias del arte
Sylvain Coissard (guion) y Alexis Lemoine (ilustración): Las (¡verdaderas!) historias del arte. Madrid: Ilarión (Dibbuks), 2013. 48 pp.
Es este un libro muy gamberro, que avanza de la mano con HematocrÃtico y su famoso El hematocrÃtico de arte. La idea es también desmitificar la historia del arte, si no reinterpretando el sentido de los cuadros (como hacÃa HematocrÃtico), sà explorando sus posibles orÃgenes, la historia que hay antes de la escena del cuadro. De esa imaginación del instante anterior a lo pintado sobre lienzo surge este descacharrante libro: Las (¡verdaderas!) historias del arte.
Cada cuadro se sitúa en la página impar, junto con el nombre del artista, tÃtulo y fecha; y la página par (la de la izquierda) se reserva para esta divertida fabulación. El esquema es reiteradamente el mismo: el cuadro antes de convertirse en el cuadro, algo que sucede dibujado en una viñeta intermedia, y el cuadro real como resultado. Los acontecimientos son siempre insólitos, y baste este ejemplo de La habitación en Arles de Van Gogh:
Es un libro gamberro, claro está. Pero al mismo tiempo ofrece una aproximación desprejuiciada a la historia del arte. No negaremos que permitirá a los lectores conocer (si no las conocÃan) obras maestras, familiarizarse con la extrañeza de los arcimboldos, gozar con el personaje de El grito, admirar la precisión realista de Courbet. Hemos hecho la prueba con un niño de 8 años, que no es poco atrevimiento. Se divirtió mucho: para él era como un juego de adivinanzas, un ejercicio de interpretación de secuencias que exige no solo destrezas de alfabetización en la lectura de imágenes, sino estrategias de comparación de las diferencias, comprensión de las elipsis, interpretación de los sobreentendidos y de las convenciones gráficas.
ReÃrse un poco y no plantarse tan serios ante los cuadros de los museos no será mala cosa a ratos, pensamos mientras releemos este libro. Podemos asà despertar la creatividad haciéndonos otros tipo de preguntas, divergentes, sobre la obra de arte. Tal vez sus autores no pensaron que podrÃa tener incluso un sentido educativo, ya ven…