El Gran Gigante Bonachón

El Gran Gigante Bonachón

Road Dahl y Quentin Blake. El Gran Gigante Bonachón. Loqueleo. Santillana. 2016

El GGB

Poco hay que decir que no se haya dicho ya de Road Dahl y sus cuentos. Con ese aire tan inglés que le caracteriza por los escenarios, los personajes y sus características, las costumbres y ese estilo descriptivo tan peculiar solo nos despierta admiración.

Hablamos hoy de GGB, el Gran Gigante Bonachón que se abre paso con su ternura, simpatía y honestidad en un mundo lleno de imperfecciones. Sólo la atenta mirada de una pequeña logra aliviar su soledad en un mundo de gigantes que bien podría ser el nuestro.

Nuestro gigante es diferente al resto, no come humanos, no es bruto y soez, ni siquiera es tan gigante como el resto, de hecho sus compañeros le llaman “alfeñique”.

Como es costumbre entre los de su raza, todas las noches se pasea por una ciudad, un pueblo, un país, pero a diferencia del resto de gigantes no lo hace para darse un banquete, sino para repartir sueños bonitos.

¡Qué inspiración! produce este gigante cuando sopla con su trompetilla esos sueños que va cazando en un algo etéreo.

Su pequeña amiga descubre su secreto cuando el gigante la recoge una noche al descubrirla husmeando.

¡Menos mal que ha dado con un gigante bueno!.

Cuando regresa con él al país de los gigantes es cuando se te enternece el corazón. El vocabulario del gigante no es al uso, pero contiene emoción, humildad, honestidad y mucho cariño.

Es aquí donde Dahl se sale. En los personajes. Conocemos a Matilda, a Willy Wonka y Charlie, los Gremlins, James, y un largo etcétera. Todos ellos tienen una fuerza imparable y siempre les acompañan grandes secundarios. Como ocurre aquí con la pequeña Sofía. El hecho de introducir un personaje mágico como el gigante, propio de cuentos de hadas, junto con una niña, le imprime valor lector, ya que motiva a los pequeños lectores porque les introduce en nuevos y mágicos mundos, animándoles  a leer.

Sus inicios son tan impactantes y potentes que a eso de la mitad del texto parece que va desinflándose un poco la expectación, la magia que se concentra toda en la introducción y va disminuyendo en el nudo donde comienza a acercarse al mundo real. Por un lado, pierde algo de encanto, por otro, nos acerca a nuestro entorno y el aprendizaje es doble. Quizá una manera de soñar y bajar los pies a la tierra al mismo tiempo como clave de que soñar influye en nuestro día a día, despierta nuestra creatividad para que la pongamos en marcha n nuestro entorno, para que nos sirva de inspiración y nos ayude a resolver problemas reales. En esta ocasión, nada menos que ayudando ¡a la Reina de Inglaterra! Por cierto, genial, como he dicho los personajes también secundarios como el mayordomo estilo Belvedere: inglés en estado puro.

Una historia para soñar despierto, dormido, para inventar historias, para vivirlas, para identificarte con los protagonistas, para disfrutar de aventuras, hazañas, para aprender valores como la amistad, la honestidad, la humildad, para valorarte por lo que eres y creer en ti.

Las ilustraciones que le acompañan muy suyas, muy parejas al texto, del incomparable Quentin Blake que acompañaría a Dahl. Lo que mas destaca de sus ilustraciones es esa impresión de borrador, de trazo espontáneo  y rápido que se acerca tanto al garabato infantil.

Aprovecha el centenario del nacimiento de Dahl para deleitarte con un clásico como este y si quieres ampliar tu mirada, comparar o fomentar nuevas narrativas, secuelas, precuelas, etc. visita el cuento en el cine y desarrolla tu espíritu crítico.

¿Con cuál te quedas?