¡Qué suerte la mía!

¡Qué suerte la mía!

Sandrine Beau (Autora), Marion Arbona (Ilustradora). ¡Qué suerte la mía! Almería: Libre Albedrío editorial, 2017, 36 pp.

Me encanta la manera de plantarse ante el mundo de este libro. Exclamando con convicción, con orgullo de ser. Gritando a los cuatro vientos: ¡Qué suerte la mía! Una posición que rezuma felicidad, que contagia alegría, ganas de vivir.

¡Qué suerte la mía! canta a los instantes, a los gestos, a los pequeños detalles que inundan nuestros días. Una invitación a hacer consciente lo excepcional de la vida. Con el eco de la risa y el cortejo. Con la calidez del rubor. La casualidad del azar. El momento, la persona, el lugar. El amor.

Sí el amor. Porque el libro trata de la vida. Lo hace a través de una la familia. Y del amor que la sustenta. De los múltiples instantes de los que este se alimenta. Miradas, deseos, pensamientos, decisiones,…

Destaca la continua presencia del árbol. Ilustrado como lugar donde acaecen los hechos de la vida. Representación de relaciones y parentescos. Incluso el nacimiento de la vida humana se acompaña de motivos florales. El árbol se convierte en símbolo, en el Axis Mundi que conecta el cielo y la tierra. La sostiene y permite la vida.

El árbol muestra ascendencias y descendencias. Nos acerca la genealogía del afortunado narrador. Un árbol que nos acerca nuestras raíces, que pone en valor todo lo sucedido, todos los mágicos momentos, complicidades, gestos y caricias que han sido necesarios para que hoy compartamos este instante.

Un texto sencillo, una continua concatenación de premisas, resalta lo excepcional de la vida. Enumera la infinidad de condicionantes que han ido sucediéndose en cada una de nuestras historias para estar hoy aquí. Nos despierta de ese letargo que se produce, y se acrecienta al abandonar la infancia, al habituarse a la vida.

La ilustración no deja de sorprendernos, de divertirnos. Acompaña y acompasa el ritmo tranquilo que imprime el texto. Invita a tomarnos el tiempo necesario para disfrutar de las imágenes, encontrar los objetos escondidos, asombrarnos ante los extraños elementos. Unos elementos que estimulan nuestra imaginación, ¿qué hará un pequeño bombín en las ramas del árbol? o ¿cómo llegó hasta allí un barquito de papel? Elementos que vuelven a poner en valor los pequeños gestos, los mágicos instantes, el azar. Como el que hizo a una bota ser testigo del mágico beso bajo el paraguas.

¡Qué suerte la mía!, encontrar un libro con tanta energía. Una obra que invita a ser uno mismo. Una que canta a la vida.