El globito rojo
Iela Mari: El globito rojo. Pontevedra: Kalandraka, 2018, 40 pp.
Hoy escribo con la ilusión de tener entre manos un referente de la literatura infantil y a la vez con el pavor que, precisamente esto, me produce. Il palloncino rosso de Iela Mari, El globito rojo para nosotros; ahí es nada. Empezaremos por el aplauso a Kalandraka por el rescate editorial y por la apuesta de reeditar no solo este clásico sino muchos otros. Hay por ahí grandes maravillas que a veces cuesta encontrar por el frenético ritmo del mercado de la LIJ actual, así que siempre es de agradecer que las editoriales dediquen esfuerzos no solo en ofrecer novedades sino en recuperar joyas.
Pues bien, El globito rojo nos ofrece tapas y guardas de un verde intenso, rotundo. Un gran círculo rojo, acompañado de título y autora, irrumpen en ese prado y se quedan con el protagonismo. En las páginas, fondos blancos impolutos, surcados por finas y sencillas líneas negras. Un libro sin palabras (ay, madre… ¿y esto cómo se “lee”?), con ilustraciones tremendamente minimalistas en algunas páginas, con algo más de detalle en otras pero asentadas siempre en la extrema sencillez.
Iela Mari nos trae un globito que nace de la boca de un niño, crece, crece y crece y se va a conocer mundo; se va transformando, cambia de forma, de vida. Una manzana, una mariposa, una flor… hasta en un paraguas se torna el globo carmesí. ¿O ya no es globo? Quizás lo sigue siendo en espíritu y ha cambiado solo su cuerpo. O a lo mejor…
¿Interpretaciones para este libro? Las que se quieran. Resuenan en mi cabeza las palabras de Ellen Duthie en el Fórum de la Asociación ¡Álbum! hablando de las posibilidades de los álbumes para generar conversaciones, para servir como trampolín y, sobre todo, para no imponer una única lectura (tendencia muy común entre los adultos, muy acostumbrados a buscar LA respuesta correcta).
Un álbum estupendo para empezar a practicar la resistencia a la incertidumbre y a la ambigüedad. ¿Qué nos quiere decir Iela Mari? Pues no sé, juguemos a proponer opciones y a ver qué pasa. De momento, no puedo evitar ofrecer la lectura que nos regala Sara Iglesias desde el laboratorio de lectura de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Ojo, recuerden, es solo una más de las cientos de posibilidades.
¡Disfruten!