Mitos nórdicos
Eva Manzano (Texto) Eugenia Ábalos (Ilustración). Mitos Nórdicos. Madrid: Nórdica Libros, 2018, 128 pp.
La mitología ha sido, y sigue siendo, fuente inagotable de relatos. Ya la Real Academia Española habla de los mitos como de narraciones maravillosas protagonizadas por personajes de carácter divino o heroico. Dioses, Titanes y semidioses. Seres enormes, diminutos o de extraña morfología. Asistimos a lugares habitados por poderosos personajes que ofrecen mágicas aventuras, míticas batallas. Un mundo dramático en pugna continua entre distintas fuerzas.
Pero los mitos no se limitan a simples narraciones. Freud se refería a ellos como un sueño colectivo, creaciones inconscientes donde un grupo humano expresa sus sentimientos, anhelos, temores o necesidades más profundas. Narraciones que no ofrecen una explicación de lo que ocurre sino que tratan de ordenarlo de modo comprensible. El mito no explica, implica lo vivido en un maravilloso relato simbólico. Relato que permite vislumbrar la concepción de ese grupo en cuanto al cosmos.
Sugerentes narraciones. Mundos maravillosos con estrechas fronteras entre lo humano, lo divino y lo natural. Donde, incluso la muerte puede ser superada. El dramatismo de las acciones que nos conmueven al actuar sobre nuestra emotividad. El placer, la calma ante el orden que manifiesta. Todo ello hace de la mitología algo realmente atractivo y seductor. Y lo mitos nórdicos en especial, suponen un sueño colectivo al que queremos pertenecer. Sueños que hacemos nuestros al incorporar estos personajes míticos a nuestra cultura popular. Personajes que han pasado a habitar infinidad de páginas de cómic y pantallas.
Eva Manzano y Eugenia Ábalos proponen un fascinante viaje a través de los mitos nórdicos. Destino, ya sugerente por sí mismo, que, con estas autoras, va ganando atractivo a cada paso. Portada y contraportada, mostrando dioses, animales mitológicos o distintos mundos, captan rápidamente la atención. Somos recibidos por Odín, en su trono, flanqueado por cuervos y lobos. Y, ¿quién no quiere conocer a un dios? Así, gustosos aceptamos la propuesta. Nos embarcamos en tan fastuoso viaje.
Las primeras páginas preparan el viaje mítico. El índice, a modo de estación, presenta el recorrido y sus paradas. El árbol sagrado, los nueve mundos, con sus habitantes, territorios y animales mitológicos, las aventuras de los dioses y el temido Ragnarök, al final del trayecto.
Adentrados en el cosmos nórdico, dos faldones acompañan cada página. Adornados con distintas runas, acotan la narración y parecen indicar el camino. Railes que van guiando el asombroso viaje. El recorrido, con su duce traqueteo, discurre por los míticos parajes. Disfrutamos de la majestuosa visión de Yggdrasil, el árbol sagrado, que une el cielo con la tierra y atraviesa los mundos. Visitamos Ásgard, Midgard y el resto de tierras. Contemplando, como en un Safari, el veloz galopar del caballo de ocho patas de Odín, o a Eikthyrnir, el ciervo que mora en lo alto del Valhala.
Todo ello, disfrutando de la compañía de Eva Manzano, que con texto claro y ligero, sugiriendo una amena conversación, relata aventuras de los dioses. Como aquella vez que Thor se disfrazó de novia para recuperar su martillo. O cuando las diabluras de Loki, debilitaron casi hasta muerte a todos los dioses, incluido él mismo. O como Odín logró beber el agua de la sabiduría, perdiendo en la hazaña uno de sus ojos.
La obra refleja un mundo de esfuerzo, lucha y equilibrio. Continuamente encontramos el equilibrio dinámico generado por fuerzas contrapuestas, elementos complementarios. El calor y el frio primigenios; Freya y Odín, anfitriones masculino y femenino de los difuntos guerreros; El orden de los dioses frente al caos de Loki,…
Se observa, tambien, un claro contraste entre la blancura de la página, típica de los paisajes nórdicos, y la calidez de las coloridas escenas. Eugenia Ábalos, nos obsequia una ilustracion bella y sugerente, que, por momentos, recuerda las aguas de la acuarela, la grata sensación del pastel o el trazo del lapiz. Imágenes que invitan a adentrarse en los míticos mundos, a soñar y dar rienda suelta a la imaginación.