El día que Baldomero robó el sol

El día que Baldomero robó el sol

Nono Granero: El día que Baldomero robó el sol. Barcelona: Ekaré, 2017, 36 pp. 

 

Hoy traemos la historia de Baldomero que, lleno de maldad y ganas de fastidiar al prójimo, decide robar el sol y dejar a todos sus vecinos hundidos en la desidia y la pobreza. Aunque pronto se da de bruces con una niña a quien la situación parece no afectarle: bastante tiene con preocuparse de cómo dar de comer a sus once hermanos con un solo huevo. Su abuela le dijo una vez que si lo batía con mucha fuerza, el líquido dorado multiplicaría su tamaño y la pequeña se pone manos a la obra con todo su empeño; pronto se le unen hordas de vecinas que, armadas con tenedores, esperan lograr una pequeña parte del codiciado manjar.

¿Saben esa sensación de leer algo y pensar que sonaría absolutamente fabuloso en boca de un buen narrador oral? Esa sensación de mirar las frases pensando dónde se podría hacer una pausa, dónde cambiar el tono de voz, cómo  representar una escena… Pues bien, cuando eso sucede, normalmente es una pena que la historia esté escrita y no contada porque una parte de esa magia que tienen los buenos cuentacuentos se pierde, se queda atada a la palabra impresa.

Sin embargo, Nono Granero ha logrado hacer un buen trabajo y consigue presentar un texto muy bien escrito acompañado de unas ilustraciones que, a pesar de no tener un marcado peso narrativo, logran crear una atmósfera que funciona muy bien. La paleta de colores que predomina en la obra, insaturados en muchos casos y con tonos tostados, refleja con acierto las sensación de hastío que se pulula entre las calles del pueblo. Además, el personaje de Baldomero, una especie de demonio que disfruta con el sufrimiento ajeno y el caos, está caracterizado con gracia y picardía, mostrando su personalidad en los rasgos que le representan.

 

Se trata, en definitiva, de una obra interesante que vale la pena hojear. Aunque me mantengo en mis trece y hago un llamamiento a los maravillosos narradores orales que reparten magia e historias por nuestro país: ¿algún voluntario?