Eoin McLaughlin (texto) y Polly Dunbar (ilustraciones). El abrazo. Alzira: Editorial Algar. 48 pp. 2019

Una sincera invitación al abrazo.

En este pequeño álbum infantil dos pequeños animales sienten la necesidad de ser abrazados. Entre excusas y premuras nadie parece dispuesto a hacerlo. Hasta que….

Fue ver esta portada doble y llamarme la atención. Tenia claro lo que significaba ese levantamiento de brazos con una clara intención afectuosa. En principio, no parece descabellado, incluso diría que agradable. Es más, el hecho de utilizar dos animales, un erizo y una tortuga incluso te invade de «monería» y parece que solo tienes ganas de que se vuelvan 3D para darles ese abrazo que tanto necesitan, sin motivos, por que sí. La ternura puede ser desvelada al primer vistazo.

Tu mirada influirá en el hecho de que quizá pinche o quizá es algo duro su caparazón para ser abrazado pero, en ningún caso, evitarás esa atracción casi inmediata a estirar tus brazos y complacerles. O, por lo menos, es mi visión. Esas características particulares

¿Serán algún tipo de impedimento para llegar al abrazo?

 

Como en las fábulas,  esta pequeña historia de animales tiene moraleja y viene mostrada por las palabras de una lechuza sabia. Destaca el hecho de que hemos pasado de búho como símbolo irrefutable de sabiduría a lechuza. No sé, si el empoderamiento femenino o fue Harry Potter que las puso de moda, el caso es que lo femenino cala hondo incluso en la literatura infantil.

Las ilustraciones y la encuadernación son muy atractivas, en cartones y con colores  vivos y muy bien conjuntados. Destaca la simplicidad en el trazo, lo artístico y las onomatopeyas sonoras que van acompañadas de la imagen.

La lectura es muy simple y amena, incluso algo repetida en ambas caras. Ah! no lo he dicho? es un libro que se lee por ambos lados y que se fusiona en la página central  con una melodía romántica y con movimiento que invade la doble página.

¿Adivinas cómo?

Es un, tal para cual, de libro.