Siempre Sentado en Mal Sitio

Teresa Benéitez (autora), Enrique Heras (Ilustrador): Siempre Sentado en Mal Sitio. Bilbao: A fin de cuentos, 2019, 24 pp.

¿Alguna vez te has preguntado por qué te pusieron tu nombre? ¿Cómo es que te llamas así? Pues eso mismo es lo que se pregunta el protagonista de esta divertida historia. Siempre Sentado en Mal Sitio quiere saber por qué en su tribu le han puesto ese extraño y largo nombre.

Siempre Sentado en Mal Sitio es un niño de siete años que, como a todos los niños, le encanta jugar y explorar. Nuestro inquieto amigo vive lleno de curiosidad por saber cómo le habían puesto su nombre. Cada vez que se ponía a pensar e intentaba averiguar el origen de tan curioso nombre se distraía con las cosas que le rodeaban y enseguida olvidaba que estaba reflexionando sobre su nombre, y así pasaban los días sin que nuestro protagonista consiguiese averiguar el por qué de tan extrño nombre.

A Siempre Sentado en Mal Sitio le sucedían cosas muy sorprendentes, un día incluso se cayó al río ¡sin saber nadar! Menos mal que un hombre que pasaba por las proximidades le rescató y le advirtió del peligro de estar mal sentado.

La autora, Teresa Benéitez, relata la historia del pequeño comanche siguiendo una estructura narrativa sencilla y linear, características que permiten a los lectores más pequeños comprender la totalidad del relato sin complicaciones. El lenguaje empleado es sencillo, cercano y familiar para los lectores; las inferencias del protagonista aportan fluidez y dinamismo a la historia. Y todo esto, junto con el divertido final que se presenta sin moraleja explícitamente redundante que concluye de forma abierta y clara, presentan una combinación ideal para que la imaginación de los lectores vuele sin ninguna clase de límite.

La historia de este personaje es tanto entretenida como divertida, y refleja de forma acertada la inquietud y actividad que puede presentar cualquier niño. Es por ello por lo que los pequeños lectores se sienten identificados desde la mismísima primera página, en la que se presentan las diferentes “heridas de guerra” del pequeño Siempre Sentado en Mal Sitio, las mismas heridas que puede presentar cualquiera de los lectores después de una visita al parque o un día de colegio mismamente.

Las ilustraciones de Enrique Heras, de tipo collage y con distintos planos, son cálidas y divertidas, apetecibles a un público infantil tanto por su abundancia de color como por la caracterización de los personajes de forma dulce pero no idealizada. Además, a pesar de no completar el texto aportando nueva información, simplemente complementan la información aportada por las palabras, estas cuentan con su propio protagonismo ya que poseen un espacio propio claramente diferenciado del espacio sobrio dedicado al texto.

Se trata de un cuento ilustrado, divertido y entretenido, que se presta a su disfrute y lectura en cualquier momento. Su sencillez y claridad lo hacen apto para los primeros lectores que apenas tendrán dificultades a la hora de leerlo. Es una historia ideal para mentes creativas y despiertas, así como para inquietos y curiosos lectores.