Caracol
Minu Kim (Autor). Amanda B. Bradbury (Traducción). Caracol. Barcelona: Editorial Juventud, 2022, 40 pp.
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Caracol. Me recuerdo niño, entonando aquella alegre cantinela ante la concha de uno de estos pequeños animales.
 Caracol miricol saca los cuernos y vete al sol…
Como en aquellos dÃas, hoy también es sencillo encontrarlos tras la tormenta envueltos en ese inconfundible olor a tierra que acompaña a estos fenómenos. AsÃ, no solo llegan a simbolizar la aventura y la autonomÃa, por eso de llevar la casa a cuestas, sino que sugieren el despertar de los sentidos al tiempo que constatan el valor de esa constancia que les permite alcanzar altas cotas a pesar de su pequeño tamaño y parsimonioso movimiento.
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Minu Kim nos presenta una historia en torno a los distintos estadios, las diferentes velocidades y necesidades del crecimiento, la autonomÃa y el deseo. El deseo enfrentado de dos hermanos. El mayor buscando su propio espacio junto a sus amigos y el pequeño con la fijación de compartir cada instante con el admirado hermano mayor. El deseo, motor de la vida, aliciente del cambio. El deseo que todo lo reduce a si es o no satisfecho. El deseo, ese que provoca desesperación y frustración al no ser correspondido.
Los particulares estadios de cada uno de los hermanos dan pie al inicio de la trama. Distintas necesidades y capacidades imposibilitan la satisfacción de todos los deseos. El mayor, con sus amigos y bicicleta a pedales, se lanza a la conquista del espacio y la vida social, desprendiéndose por el camino de su hermano menor. La frustración de éste, al verse rechazado e incapaz de seguir el ritmo de los otros, nos alcanza traspasando las páginas. Al igual que la ira y el dolor, que darán con el pequeño hermano tumbado de bruces en el prado junto al sendero tras perder el control de su ciclo sin pedales. Accidente del que es testigo un pequeño caracol que en ese preciso instante cruzaba el camino. Gracioso invertebrado que sin quererlo generará un cambio vital en nuestro protagonista.
El texto, breve y a menudo ausente, nos guÃa por la narrativa visual, donde trazo y color van adquiriendo importancia en la presentación de los sucesos. Con la ilustración a doble página y el fino trazo negro sobre el omnipresente blanco del lienzo da comienzo la narración, que se sitúa la acción junto a un parque infantil. El movimiento del grupo de amigos sobre sus bicicletas nos traslada a un entorno más campestre lleno de prados, árboles y senderos que, a través de puentes, conectan distintas orillas. Blanco y negro que se ve solamente alterado por el casco rojo del protagonista. Blanco y negro, como el sentir del pequeño hermano: alcanza a los mayores o no; comparte aventuras con su hermano o no; se satisface su deseo o no. Un blanco y negro que tras el accidente se transformará en color. ¿La razón? el pequeño caracol.
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El tiempo transcurrido desde la salida de la calzada hasta el regreso a la misma, le es suficiente al molusco para llegar hasta las altas ramas de un árbol. Al percatarse de ello, el niño, en pie, reconquista el espacio, adquiere conciencia de todo lo que se puede alcanzar a pesar de no ser tan rápido. Conciencia del entorno, conciencia de sà mismo, de su autonomÃa. Y trepando al árbol, junto al caracol de concha tan roja como su casco, detiene el tiempo e inunda la ilustración de color a través de las infinitas sensaciones que le produce la contemplación del entorno.
El autor nos regala una tierna y delicada obra, donde el empleo de los distintos elementos visuales parecen decirnos siempre algo. La doble página combinada con las múltiples ilustraciones sobre la página simple. El sangrado o la ausencia del mismo. Primeros planos del protagonista frente a imágenes que muestran la amplitud del entorno. El blanco y negro de la ilustración dando paso a un final lleno de color. Un álbum delicioso que nos habla del despertar del yo, de la autonomÃa, del deseo, de la familia y de tantas cosas como el ojo del lector sea capaz de vislumbrar.