El otoño del árbol cascarrabias
Jordi Sierra i Fabra (Autor), Francesc Rovira (ilustración). El otoño del árbol cascarrabias. Madrid. Editorial Bruño. 2014
Nos presentamos, en esta ocasión, con un nuevo álbum de la editorial Bruño imaginado por dos grandes de la literatura y de la ilustración que forman un conjunto perfecto.
De un lado, Jordi Sierra i Fabra, del que no hace falta presentación, que demuestra una vez más cómo las palabras corren sencillas y llegan al alma, en este caso de los niños. No en vano ganó un merecido Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil y un Premio Cervantes Chico por su trayectoria en esta lÃnea.
De otro lado, Francesc Rovira también galardonado con varios premios CCEI de ilustración.
El hecho de que tenga formato álbum es perfecto para la edad a la que va dirigido. Tiene un ritmo muy musical, en palabras grandes y llanas. El protagonista de la historia es un gran árbol, algo quejica. Ya desde su segunda página vocifera una retahÃla de quejas apabullante. Con la llegada del otoño, su ánimo no hace si no empeorar, llegando a ser un árbol deprimido. En contraste, los niños que se le acercaban se divertÃan sobremanera con el árbol, ya se a costa de sus ramas, de sus hojas o de su tronco.
En el punto más álgido de la historia el árbol recuerda cuando era un árbol de bosque, antes de la llegada de la nueva calle donde le colocaron y esa añoranza le enferma. El árbol comienza poco a poco a secarse ,y de ello, únicamente se dan cuenta los animales que viven cerca de él.
Pero como en todas las historias donde las emociones están a flor de piel, nos sorprende la historia de una manera muy creativa que logrará que el árbol se vuelva a sentir más feliz que nunca. En la solución encontramos el cariño de por medio lo que la convierte en una de las mejores historias para el aula para trabajar la inteligencia emocional. Podemos atisbar valores de amor, amistad, compañÃa… sopesándolos con otros de soledad, depresión, rabia, o añoranza.
Una historia con mucho sabor emocional, con una creatividad desbordante, como siempre, de los más indicados para ello, los niños, y con mucho amor que repartir por cada una de sus hojas.