La artesana de las nubes
Bianca Estela Sánchez (autora) y Leonor Pérez (ilustradora): La artesana de las nubes. México: Fondo de Cultura Económica, 2014.
La artesana de las nubes es una de las últimas publicaciones de FCE, disponible desde verano. Una obra poética y muy profunda que fue galardonada con mención honorífica en el Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2013 convocado por la Fundación para las Letras Mexicanas.
No estamos acostumbrados a leer poesía para niños, y menos de una calidad semejante a ésta. Afortunadamente, cada vez más son las veces con las que nos topamos con pequeñas joyas como la que hoy os damos a conocer. Se trata de una historia cargada de simbolismo que nos narra de una forma muy especial el paso de la vida y el sentido que ésta tiene para cada uno de nosotros. También nos cuenta cómo podemos aprovechar esas temporadas de soledad para transformarnos en grandes observadores y poder ver cosas que, aunque teníamos delante de nuestros ojos, nunca nos habían llamado la atención. Solo hace falta pasar un día solo por la montaña y ver/sentir lo que se esconde en cada rama, árbol, rincón… en cada sonido provocado por el viento, el agua… Te darás cuenta que la magia es algo que no tienes tan lejos como pensabas.
La historia resulta atractiva tanto por lo que nos es contado, como por la forma en la que se cuenta. Como si de un sueño se tratara, Bianca Estela Sánchez nos hace viajar con sus palabras hacia una colina de pinos blancos donde hay una casa que huele distinto según la estación del año, cambia de color, de estado anímico, incluso de tamaño. En esa casa habita Carmela Caldo, cuya “historia es un cuento, / uno incluso más extraño, / de esos que sólo se encuentran / en los libros olvidados.”
Tras esta bella introducción, empezamos a conocer a la protagonista de esta historia. Una niña soñadora a quien los pinos le hablan; quien guarda bajo su cama un cubo lleno de agua con estrellas atrapadas. Una niña que se hizo vieja y se quedó solitaria. La soledad y la tristeza invadieron su larga vida, hasta que el día menos pensado todo cambió, una nubecilla apareció y ella la tomó como mascota. Esa nube era especial, pues la podía transformar en mil formas. Así es como Carmela empezó a tejer. Tejió una bota, una taza, una hoja, un pez, una mariposa… Al conocerse tal asombrosa habilidad, otras nubes se acercaron a la casa donde habitaba una mujer con manos mágicas para que hiciera con ellas formas extraordinarias.
Desde entonces Carmela nunca más estuvo sola, se convirtió en la viejecita más querida y admirada. Todo el mundo se acercaba a su casa para ver las maravillas que creaba con sus manos.
La artesana de las nubes
de la que tanto se habla
por cuatro pueblos y un bosque,
un desierto y dos montañas.
Y si cuentas esta historia
de pie junto a una fogata
verás que todas sus rimas
riman con abracadabra.
¿Quieres descubrir si sus rimas riman con abracadabra? No te pierdas esta preciosa historia que se funde con ilustraciones de sencillos y bellos trazos que nos muestran paisajes semidesérticos de color arena y niebla que envuelve las palabras para adentrarnos en un mundo onírico. Un mundo donde la sensibilidad y la calidez de lo que nos es contado puede ser visualizado cualquier tarde soleada, tumbados en el campo, observando ilusionados distintas formas en las nubes, imaginando que es Carmela Caldo con sus manos quien nos obsequia con este regalo.