Cómo construir un hermano mayor
Anaïs Vaugelade. Cómo construir un hermano mayor. Barcelona: Editorial Juventud, 2018, 63 pp.
Uno se zambulle, despreocupado, en las sapientes y coloridas páginas y emerge prendado de este álbum. De lo que dice, por cómo lo dice. Porque divierte. Entretiene. Y, plácidamente, nos va sumergiendo en la aventura del conocimiento.
Un nuevo título en la colección conocer y comprender. Colección de libros informativos, obras de divulgación científica. Serie que incluye títulos que destacan por la calidad, por la claridad del mensaje y su capacidad de transmitir, por las artísticas, cómicas o simpáticas escenas que implican al lector. Así es, Cómo construir un hermano mayor.
A primera vista, las grandes dimensiones reclaman la atención. 31 centímetros por un lado, 38 y medio por el otro. Traducido a medidas palpables: 2 palmos de alto, uno y medio de ancho. ¡Wow! Y al abrirlo, ¡Wow-Wow!, Doblamos la superficie. ¡62 centímetros! ¡3 palmos! Dimensiones que, a pesar del entusiasmo, de nuestras ganas de saborear el libro, aconsejan una mesa, un soporte donde descansar la cubierta, para poder entregarse, por completo, al disfrute del contenido.
Zuza quiere un hermano, pero no uno pequeño (para eso podría tratar de engatusar a sus padres). ¡No! Ella quiere uno mayor. Así, no le quedará más remedio que,… ¡construirlo! Difícil tarea sí, pero no imposible. Además, contará con la inestimable ayuda de su troupe de muñecos y con la gran enciclopedia de Cocodrilo, la magnífica cocodrilis. Ardua tarea de bricolaje y anatomía, para la que podrá inspirarse en anteriores y similares proyectos como el de Adán, el Golem, Pinocho o Frankesntein.
La obra traslada, como Frankenstein, el modelo mecanicista propio de aquella época. Modelo en que el ser humano llega a ser entendido como una máquina. Aunque Anaïs, hábilmente, introduce una escapatoria a esta visión simplificada de la vida, mostrando que la ciencia no es capaz, al menos de momento, de explicar porqué tiene nuestra protagonista nariz de gato. Un pequeño detalle que nos abre a nuevos modelos, acaso ¿una vía a la complejidad?
En la misma línea, encontramos un guiño a la democratización del conocimiento en la breve dedicatoria de la autora. “…, a aquellos que comparten su ciencia a través de internet,…”reza la misma, valorando no el estruendo ni el bullicio que provoca la red sino ciertos contenidos y su potencial educador. Descartar el ruido y saborear las nueces.
El proceso de construcción, el proyecto de bricolaje y anatomía, se irá desarrollando mediante la resolución de problemas. Unos largos listones marcarán el inicio. Servirán de armazón, pero ¡necesitará doblar las rodillas! Habrá que cortar y encajar, pero ¡los trozos, los huesos, no se sostienen! Harán falta ligamentos, pero ¡se dobla todo como un espagueti! Habrá que cubrirlo de músculos, pero, pero, pero…. Así, cada nuevo elemento marcará la necesidad de otro, nervios; cerebro y sensores; dientes; estómago; intestino; corazón; arterias; pulmones. Por el taller irán desfilando todos los elementos y sistemas necesarios, hasta haber construido ese hermano mayor.
La obra emplea distintos niveles de comunicación. El desarrollo de la trama y la información general, se muestran en el faldón inferior de cada página. Aquí iremos degustando una magistral clase de anatomía. La ilustración ofrece la oportunidad para profundizar en los contenidos. Cada escena permitirá aplicar la información, visualizarla a través un ejemplo o experimento, en las maravillosas ilustraciones repletas de detalles. Además, las escenas muestran, siempre, una predisposición a jugar y a aprender. Trabajar, construyendo un hermano mayor, en un ambiente distendido impregnado por las risas y el buen humor.
Definitivamente, con esta obra Anaïs consigue que la máxima aprender puede ser divertido, tome cuerpo en el libro.