El poder de las historias. O cómo han cautivado al ser humano, de la «Ilíada» a «Harry Potter»
Martin Puchner. El poder de las historias. O cómo han cautivado al ser humano, de la Ilíada a Harry Potter. Barcelona: Editorial Crítica, marzo de 2019, 416 pp.
Con una voluntad más que divulgativa académica y un fuerte afán riguroso y detallista en extremo, es evidente el homenaje que realiza el autor, Martin Puchner, en esta obra a la historia de la literatura. A lo largo de sus más de cuatrocientas páginas divididas en dieciséis capítulos donde las notas aparecen al final del libro y también un útil índice de términos ordenados en orden alfabético.
Este gran trabajo supone todo un reto de lectura para los amantes de las letras, los libros y las historias de todo tipo que, tras superar no pocos embates, nos han llegado bajo forma escrita. Aunque el gran número de páginas invita a posponer la lectura para un periodo vacacional que nos permita entregarnos a ella de forma más centrada, cada capítulo está concebido de forma unitaria pero con tantas referencias al resto que ayuda a posicionarse en el caso que nos dediquemos a leerla en horas sueltas.
Vamos a encontrar un exhaustivo recorrido de la historia de la literatura desde el mismo origen y nacimiento de las historias de forma oral que pasaron a fijarse de forma escrita, hasta nuestros días. El autor no puede ocultar su orgullo al haber viajado a todos los lugares que se citan para experimentar de primera mano la experiencia. Desde el museo Británico hasta la Biblioteca de Alejandría, pasando por los mercados de Bagdad, la ciudad Pekín y Maguncia. Un viaje apasionante fruto de su gran fervor por las bondades de las letras escritas y cómo los poderosos de cada periodo histórico colaboraron para que perdurasen dando testimonio de su paso por el mundo.Textos que aparecen en soportes tan dispares como piedras, papiros, tablillas de madera, pieles de animales, barro, papel e incluso en los abanicos de las damas japonesas. Alfabetos que oscilan entre los caracteres chinos, romanos, egipcios.
Dos son los libros clave que abren y cierran esta obra y también la historia de la literatura y ambos aparecen en el subtítulo de este libro. En primer lugar, la Ilíada, la obra de Homero que fue libro de cabecera de Alejandro Magno y considerado texto fundacional, es decir, explica el origen de la formación de un territorio, sus gentes y su cultura. Y, por lo tanto, un texto que ofrecía modelos de proceder y de entender el mundo para otro poderoso. El otro título es nada menos que la saga de Harry Potter, de J. K. Rowling, como ejemplo de revolución tecnológica en la escritura por la gran transformación que ha supuesto para el mundo editorial, en la comercialización de libros y en la concepción de la lectura; recordemos que este libro tenía un día y una hora clave para empezar a vender los nuevos volúmenes y que muchos padres declararon que fue el único libro que sus hijos no lectores se “molestaban” en leer, y no leían otro libro hasta que no se publicase el otro de la serie. De crónica de internados adolescentes (abusones, amoríos, excentricidades de profesores, asignaturas más o menos queridas, competencia entre alumnos, etc.) a alusiones a novelas medievales con la magia sobrevolando constantemente, los libros de Harry Potter y la historia que rodea a la autora han causado gran impacto.
En el libro de Puchner también se citan herramientas actuales que ejemplifican el poder de los lectores en la elaboración de las historias, como son el Proyecto Gutenberg -que constituye una biblioteca libros electrónicos gratuitos- y Wikipedia -que permite crear un enciclopedia de contenidos publicados mediante la colaboración colectiva. De este modo ,la lectura se democratiza y todos podemos experimentar el placer de ser escritores y tener lectores interesados en nuestras publicaciones.
Volviendo a la Ilíada y a la saga de Harry Potter, encontramos una investigación exhaustiva y bien documentada a otros hitos como los escribas, cuyo poder y respeto que despertaban provenía de su capacidad adivinatoria gracias al dominio de la escritura que les permitía interpretar calendarios e, incluso, señales ocultas en el cielo o en las entrañas de los animales. De esta manera, la lectura y la escritura adquirían dimensiones de ominipresencia y también mágica.
La escritura significaba poder, y que el poder podía manifestarse no solo exhibiendo las cabezas de sus enemigos clavadas en estacas, sino también mediante la escritura y una inmensa colección de tablillas cueniformes. La escritura desempeñó un papel mucho más importante en la vida de Asurbanipal (Mesopotamia, s. VII a.C.) que en la de cualquier otro rey anterior, quizás porque, caso insólito, era un monarca escriba de segunda generación.
Tan mágico como loable era el privilegio de la lengua escrita que convertía en inmortales las historias y desplazaba la lengua hablada que desaparecía en cuanto sus hablantes morían y que, a diferencia de la escritura, no era perdurable. La literatura, a través de la escritura, se utilizó como una herramienta para levantar todo un imperio y por eso los más poderosos se apresuraron a fijar por escrito sus conquistas y más tarde guardaron los textos en bibliotecas para poder acceder a ellos cuando quisieran. Por otra parte, con la escritura podía acceder al pasado y la oralidad, por el contrario, estaba en continua evolución al adaptar al presente las historias en un sinfín de variantes que poco tenían que ver con la original desprendiéndose de esto modo de sus raíces y adquiriendo sentido e identidad en el momento en que se emitían.
La fijación de las historias por escrito es tan importante que divide en dos la evolución humana; el primero cuando se accedían a acontecimientos pasados a través de la memoria de los informantes y, por otro, la accesibilidad gracias a la letra impresa que daba más veracidad a la información. Del mismo modo que los textos fundacionales, como la Ilíada, inspiraron a reyes poderosos a elaborar otros libros y construir bibliotecas para asegurarles su permanencia y enriquecimientos, también se convertirían en textos sagrados. Ahora el objetivo era conseguir obediencia y servicio a través de un texto como centro de una cultura donde la escritura escondía verdades que daban lugar a diferentes interpretaciones y, por tanto, a divisiones de pueblos y disputas.
Pasando a los maestros, uno de los capítulos más interesantes del libro, como Buda, Confucio, Sócrates y Jesús que gozaron de la experiencia de tener ante ellos a discípulos ávidos de aprender y difundir el conocimiento adquirido. Las producciones de este tiempo originaron el género de “la literatura de los maestros”, aunque hay que matizar que los textos los escribían los discípulos.
Con la invención del papel y de la primera imprenta en China la historia de la humanidad en relación a la escritura da un gran paso más, pero también sufre un revés con la quema de libros justificada por que fueron los responsables del caos del periodo anterior. Los japoneses, o exactamente Murasaki Shikibu, una dama de compañía de la corte japonesa, fue la autora de la primera novela de la literatura universal: La novela de Genji. Considerada como un manual de etiqueta de la corte tanto para hombres como para mujeres, que se materializó en varios volúmenes con una acogida que se viralizó en poco tiempo y que la emperatriz no se cansaba de exigirle nuevas entregas.
Haciendo un repaso rápido de varios siglos, vemos que clásico de Las mil y una noches no podía faltar. Es la historia de una ávida lectora que consiguió frenar el sangriento odio hacia las mujeres de su rey gracias a las historias que conoció en la biblioteca de su padre. Más adelante, Gutenberg llevó la Biblia a la imprenta que Lutero quemó después de que la Iglesia hiciera lo propio con sus tesis y sermones contra esta institución. Ya en el siglo XV se nos desvela una verdad que muchos desconocen. La segunda tradición literaria de tipo independiente se produce con la llegada de los españoles a América cuando Hernán Cortés descubrió libros mayas. Evidentemente, el oro desplazó el interés de los conquistadores.
(Glifos mayas, uno de los distintos sistemas de escritura desarrollados en Mesoamérica y la única invención de la escritura confirmada fuera de Eurasia).
La presencia de Cervantes en este libro es relevante para advertir que la literatura tenía un fin tan práctico como generar el dinero que la familia de este genial escritor tenía que recuperar para pagar los préstamos destinados a rescatarle de las prisiones de Argel. No faltan tampoco referencias a otros autores como Goethe y otros que elaboraron textos de tipo revolucionario y político como Mao, Marx y más adelante con otro propósito más revelador como la literatura poscolonial. Libros, autores e historias que no hacen más que afianzar el triunfo de la alfabetización, el poder de las palabras y las diferentes formas de supervivencia, lucha y gobierno de las letras en la historia de la humanidad.
Hacia el final del libro se nos ilumina sobre el debate de los libros digitales vs. Libros en papel y también sobre el peligro de los libros -como metáfora de la cultura y de la literatura- frente a las redes sociales y porque nos advierte de una gran verdad y es que la educación está por encima de todo porque: “[…] la educación, no la tecnología, la única que puede garantizar el futuro de la literatura” (p. 321).
En fin, un manual con vocación de clásico sobre la historia de la literatura que nos demuestra ampliamente del poder de las historias en la formación de los pueblos, de la religión, de la cultura en general y también de los sueños. Las palabras son responsables de la transformación y evolución de nuestro planeta y por ello se merecen este homenaje que todos deberíamos leer.