La parte que falta

La parte que falta

Shel Silverstein: La parte que falta. Madrid: Kafkian, 2019. 108 pp.

 

Gracias, editorial Kafkian. Infinitas gracias por tomar la grandísima decisión de reeditar en español esta fabulosa obra de Shel Silverstein. Se acabaron los días de rebuscar en librerías de segunda mano y en ferias de tesoros descatalogados (o más bien podemos tachar esta obra de la lista de «Se busca»).

Una parte le faltaba.

Y no era feliz.

Así que salió a buscar

la parte que le faltaba.

Así nos presentan al protagonista de la historia (al que nos vamos a referir en masculino momentáneamente). Se trata de un círculo al que le falta un triángulito para estar completo, un vacío que no le deja ser todo lo redondo que querría. Recorre páginas y páginas en busca de esa parte que le falta. Sube montañas, baja montañas. Se para a oler flores y echa carreras con escarabajos. La verdad es que disfruta de su viaje en busca de algo que ese algo que le completará. Al cabo de unas pocas aventuras, parece tener suerte y se encuentra con la parte que le faltaba, pero…

– No soy la parte que te falta.

No soy parte de nadie.

Yo soy mi propia parte.

Y aunque fuera

parte de alguien más,

¡no creo que encajase en ti!

¡Qué fastidio! ¡Qué desazón! Pero poco se puede hacer si la parte que crees que te falta resulta que no quiere serlo… El casi esférico personaje sigue su camino, tratando de encontrar aquello que anhela. Vuelve a toparse con posibles candidatos a rellenar el hueco, pero ninguno es la solución: demasiado pequeño, demasiado grande, demasiado afilado, demasiado cuadrado… qué difícil es encajar a la perfección, ¡diantres!

No seguiré desvelando las aventuras y desventuras de nuestro rotundo amigo pero, como habrán podido sospechar, da para reflexionar sobre lo humano y lo divino todo lo que se quiera. Identidad, compañía, soledad, búsqueda, sacrificio… según el bagaje que traiga cada uno al encuentro con Silverstein, la obra le contestará de una u otra manera. Es uno de esos libros lleno de huecos que el lector tiene que completar; espacios de interpretación que el autor deja en cada página con toda la intención de incordiar a mentes incautas.Â