Blancanieves

Jane Ray (autora e ilustradora). Blancanieves. Londres. Editorial Sm. 2009

Blanca

Nada más contemplar la portada de este cuento impresiona la crudeza de su invierno. A través de un telón rojo, de puesta en escena, una pequeña y descalza niña atraviesa la nieve blanca rodeada de animales.
¡No queda otra!
¡Más claro, agua!
Se trata de Blancanieves, con su pelo negro como el ébano y su piel blanca como la nieve y amiga de todos los animales del reino por su bondad. Ninguno se encuentra temeroso, es más, la buscan y se acercan con ramitas de flores para darle la bienvenida.
El cuento, ya lo conocemos, pero aquí está algo personalizado a la estructura. Lo importante aquí, no es tanto el texto, como la forma en que está representado. Las ilustraciones tridimensionales  están perfectamente detalladas.
El libro es bastante abultado, el motivo es que se trata de un libro teatro. ¡Sí! Se trata de un diorama.
El cuento debe leerse en vertical para poder apreciar su contenido, diversas capas de relieve que recrean cada escenario y  las puertas o telones describen y cuentan la historia. Esta tridimensional le otorga algo de magia. Te adentras en otro mundo, se hace real.
El libro como pieza didáctica es de gran valor dada la visión aumentada del entorno, el aspecto de caja mágica que otorga el diorama y de comprensión de la realidad por partes. Por un lado el escenario de fondo donde se desarrolla la historia, por otro la aparición de personajes o escenas necesarias para interpretarla y por último el encuadre de la obra en la escena. Tres capas diferentes que expresan algo diferente pero que deben observarse de manera conjunta para comprender la historia y todo lo que nos aporta.

A pesar de que rompe con el tan sabido estribillo:
» Espejito espejito mágico en la pared, dime una cosa, ¿quién es de todas las damas de éste reino la más hermosa?»
Que le daba un toque poético a la obra (aunque, por otra parte, conocemos muchas interpretaciones de este estribillo),  ha sabido incluir elementos que no encontramos habitualmente en la historia desde que vimos la película de Disney. Es el caso de la cinta y el peine que ponen en peligro la vida de Blancanieves, además de la famosa manzana.

Del origen de la historia recopilada por los hermanos Grimm quedan, eso sí, en la mayoría de los cuentos sobre Blancanieves, y en este también, algunos elementos comunes como son el espejo mágico y la manzana.

Los hermanos Grimm como autores iniciales recopilaban historias contadas en las aldeas y los pueblos y le añadían ese toque de cuento. Ahora sabemos que la tal Blancanieves era una dama de la época, hija de un conde y que destacaba por su bondad. Y, que el espejo, no es otro que el que encontramos hoy en día en el museo del Spessart, localidad que ha quedado impregnada del cuento y donde podemos apreciar los más pequeños detalles de la historia contada por los Grimm (incluso el veneno utilizado en la manzana proviene de la Belladona, sustancia altamente tóxica, y que por lo visto crece en la zona).

El valor cualitativo y artístico del cuento viene del formato en que está elaborado. El uso que podemos hacer del diorama alcanza niveles más creativos que con la simple historia leída y puede adaptarse a varias edades infantiles, aunque para los primeros años es una ventaja la ruta directa que proporciona el teatrillo.
Transmite los valores que ya conocemos de la historia de Blancanieves como son la importancia de la bondad que nos lleva a ganarnos la felicidad o la amistad de los enanitos. En contrapartida, el hecho de cómo ser egoístas, avariciosos y vanidosos pueden acabar hasta con la mismísima reina.
Aunque se trata de una historia que siempre se ha contado a niños muy pequeños no deja de dar algo de miedo a esta edad, porque realmente no conocen, por su inocencia, ese mundo cruel que representa la madrastra y tampoco considero que sea el momento de enseñárselo. Pero cada uno puede enfocarlo en la orientación que estime oportuno para el aprendizaje de alguna de las cualidades mencionadas.

Os animo a todos a volver a leer este cuento, en este caso en formato diorama, para apreciar la delicadeza de su estructura y observar cada detalle, para impregnaros nuevamente de la magia del cuento, de la historia real que hay detrás y de cómo Jane Ray ha sabido plasmarlo.